No hay nada como una crisis
económica, para evaluar el grado de adoctrinamiento de una sociedad. Los
jerarcas pueden estar de enhorabuena, su plan de expolio está funcionando a las
mil maravillas. Sólo hay que salir a la calle para percatarse de que, al final,
la malévola codicia de unos pocos ha triunfado sobre la caterva de imbéciles
que los sustentan. Una colonia obediente de hormigas que viven sin saberlo en
una cárcel económica. De vez en cuando, una manifestación, válvula de escape
que alivia la presión a la que se ve sometida, dócilmente, la masa social.
Fuera de esta tímida y parece que inútil respuesta al sistema, nada, o más bien poco.
Produce auténtica lástima salir a la calle y contemplar con horror como la
maquinaria consumista sigue por sus fueros. Legiones de zombis inundan cada día
los centros comerciales y las grandes cadenas
de comida rápida, mientras los comercios minoristas y las pequeñas
tiendas de barrio se desmoronan o desaparecen.
Un miedo "bien encauzado"
Un nuevo y programado concepto del consumo se está
imponiendo con éxito en el tejido empresarial de las grandes ciudades, el de
esta comida basura adaptada a los nuevos bolsillos, camuflada en franquicias
como los 100 Montaditos, las pizzerías y tiendas 24 horas, KFC , McDonalds o los propios
comercios chinos. Lo mismo ocurre con la industria textil y de la moda, ropa
barata y hasta tóxica vendida a destajo cada día por el gigante Zara y otros
como Bershka o Stradivarius. Prendas baratas confeccionadas a gran escala y casi
siempre en regímenes de auténtica esclavitud laboral y permanente atentado ambiental en los confines del mundo,
que terminan homogenizando estéticamente a una masa social ávida de consumo. Porque si algo
he notado esta última década, es la progresiva pérdida de originalidad, y a la
inversa, el aumento exponencial de las copias o prototipos de jóvenes sujetos humanos, fabricados por la moda y las nuevas tendencias sociales y modelados en arquetipos por los falsos gurús
musicales seleccionados y dirigidos por la élite oscura,
manipulados y conformados en su espíritu crítico por la industria mediática y
publicitaria y la factoría illuminati de Hollywood o hipnotizados por el fútbol
y las estrellas que reinan en los deportes de masas, cada día más desvirtuados
y corrompidos estos por el capital y las corporaciones que los financian. La atomización de la sociedad y su incapacidad para organizarse y generar una fuerza común, es un hecho. La realidad que impera hoy en día en este sentido, pasa por un progresivo deshilado de los lazos interrelacionales que antaño caracterizaron a las comunidades de hombres libres, en un creciente aislamiento social del individuo víctima de una despiadada ingeniería social.
Lady Gaga, Beyonce, Cristina Aguilera, Madonna, Rihana, Miley Cyrus...cantantes vendidas a los poderes oscuros Illuminati, muestran en sus canciones y sórdidos videoclips, una enorme cantidad de simbología masónica luciferana y mensajes ocultos de culto al diablo que inciden negativamente en el subconsciente de las personas.
El Dj Steve Aoki, otro vendido personaje discípulo de los Illuminati y ritualista de la música electrónica, en cuya última fiesta en Madrid murieron 5 jóvenes. El auge desproporcionado de la poco melódica música techno o electrónica en el mundo está causando estragos entre una juventud desnortada, en un intento desesperado por parte de la élite de crear una vibración desarmónica y de baja frecuencia que altera negativamente el estado vibracional de los sujetos, frenando su evolución. Hoy en día, el ocio nocturno se ha visto envenenado por este "ruido" e invadido por el infumable electro-latino.
Otra cosa preocupante es la proliferación estos últimos años
de las casas de apuestas deportivas y los locales de juego, auténticos
sumideros de dinero que cuentan con el beneplácito de un Estado zafio e igual
de usurero. Estos antros de repugnante especulación son un fiel reflejo de los
valores que rigen nuestra sociedad y la constatación a pie de calle de que
vivimos en un sistema financiero igualmente falso, ruin y codicioso. Para el
que no lo haya notado, poco a poco la estructura consumista terciaria que conforma
el paisaje de los centros urbanos, va pareciéndose más al de una tecnocracia
capitalista carente de virtud y moralidad, en la que prima más bien el vicio y
la necesidad de colmatar o satisfacer con rapidez los deseos de una población
cada vez más parca y empobrecida espiritualmente. Si no, es imposible entender
como en un país con una tasa de paro del 26% y una capacidad adquisitiva por lo
general prácticamente nula, siga existiendo la misma fiebre consumista. La
respuesta es fácil y hasta obvia. En una suicida huída hacia delante, todos los
detractores de la incómoda realidad que les rodea han decidido cerrar los ojos, entregándose a
sus más básicos instintos: la alimentación, el ocio y el sexo. Y si este último
aspecto lo he obviado, ha sido por no hacer más sangre refiriéndome a la crisis
de valores actual. Hoy en día los españoles invierten una media de 50 millones
de euros al día en el oficio más antiguo de la humanidad y el número de prostíbulos no deja de crecer.
Bet365, Sportium, William HILL, Betfair, Bwin, ...por todo Madrid crecen como las setas estas casas de apuestas "legales". El panorama es verdaderamente triste.
Toda esta gente, víctimas de una conciencia aturdida, son
miles de personas que todavía no han comprendido de que va el juego. A pesar de
vivir bajo un sistema inhumano e irreal que hace aguas por todas partes, siguen
sin enterarse de que ellos son los auténticos protagonistas y de que son
víctimas porque han elegido ser víctimas, quizás, de su propia estupidez. Son
los peones de una partida de ajedrez, que está a punto de acabar con la
libertad del ser humano.
El 74% del Fraude Fiscal pertenece a las grandes fortunas del país, empresarios y banqueros por todos conocidos, que en total han estafado a todos los ciudadanos un montante cercano a los 44.000 millones de euros que yacen cómodamente en cuentas suizas y paraísos fiscales. Con este dinero podría subsanarse el déficit del estado.
Mientras todo esto ocurre, el paro sigue creciendo y los despidos se abaratan, la cultura se dilapida, la
educación desaparece y la sanidad pública se desmorona. El fraude fiscal
aumenta y ellos mismos se conceden, la élite y a las rapaces financieras
(banqueros, casta política, grandes empresarios y monarquías parasitarias) aún
más poder y una amnistía fiscal y judicial garantizada, al tiempo que estrangulan
con una legalidad creciente y acotan cada vez más el cerco a las clases
populares (la inmensa mayoría). Mientras se suceden las mentiras y los
magníficos escándalos de corrupción política en el seno de los dos grandes
partidos sistémicos, el pueblo sigue sin reaccionar como debiera, los estadios
de fútbol siguen llenándose y la turba social sigue invadiendo los bares y las
cervecerías. Mientras las unidades UIP de la policía nutren sus filas con
nuevos descerebrados adeptos y el gobierno, perverso monstruo previsor del cataclismo socioeconómico que se
avecina, invierte casi dos millones de euros en material antidisturbios, programas
de la telebasura como La Noria, La Voz o
Gandía Shore, hacen estragos en la mente de sus patéticos videntes. Dos fuerzas
oscuras, los planes feudalistas de los oligarcas y la despreciable conducta de
la sociedad, discurren en paralelo. Muy pronto terminarán chocando y juntas se
fusionarán en el mayor despropósito jamás visto.
Lo que sigue sin inmutarse, es el proceso de cambio cósmico y la ascensión que ya afecta al sistema solar. Probablemente el ingreso en el cinturón de fotones esté acelerando todo esta dinámica de desintegración del oscuro e inhumano sistema capitalista, sacando toda la verdad a LA LUZ.
es dificil mantener la esperanza en un mundo que la obliga a prostituirse, aunque encontrar estos pequeños rescoldos de humanidad original la reaniman.
ResponderEliminarhoy dia ser antisocial es un merito y un orgullo, y no se esta loco por ser una minoria de a uno.
salud hermano