jueves, 27 de marzo de 2014

España, al borde del estallido social

Ayer, miércoles, se vivieron escenas en Ciudad Universitaria que tenían gran similitud con los disturbios que protagonizaron grises y estudiantes, allá por el lejano final de la década de los 60. Pocas diferencias hay, pues los damnificados siguen siendo los mismos, y los agresores, también. El motivo, también sigue siendo el mismo: La ilustre casta degenerada que tenemos al frente del país y las dictatoriales instituciones que mandan sobre ella, saben que sólo pueden gobernar a unos súbditos iletrados y desinformados, y para ello, es primordial liquidar la educación y la cultura, o bien, hacerlas prácticamente inaccesibles para las masas. Sin cultura, el ciudadano se encuentra desnudo, sin armas que le permitan defenderse de las agresiones y la barbarie, a duras penas soterrada en occidente, que caracteriza al sistema neoliberal depredador actual. 


CIU, 1969

CIU, 2014

Los violentos del régimen, bajo el beneplácito del ilustre rector Carrillo, desalojaron y detuvieron a 53 jóvenes que permanecían encerrados en señal de protesta.


Sin educación, no existe espíritu crítico ni filtro informativo alguno, y por lo tanto, no hay o no puede despertarse la consciencia. Y sin consciencia, la gente termina siendo presa de sus instintos más básicos y elementales (recordad que quieren ganado obediente, no seres humanos) y víctima del abuso y la manipulación cotidiana, para terminar convertida en una nueva subclase de neo-esclavos resignados, que se entregan derrotados a los brazos del consumismo y de la sin razón, atrapados en un programa vital que cercena la libertad y el crecimiento personal y que cae por una espiral de egocéntrico auto-engaño, soledad y ausencia completa de empatía o solidaridad por los terribles problemas que afectan hoy a la inmensa mayoría de colectivos humanos. 

Esto, las élites, lo saben bien, y por eso tratan con todas sus fuerzas de mantener a su granja humana en un letárgico estado de desconexión de la realidad, insensibilizada y esclava, adicta a un sinfín de absurdas necesidades creadas, que son las que en última instancia, sostienen aún los pilares del capitalismo regresivo actual.


Bonita estampa primaveral, que recuerda a las mejores épocas universitarias de este infame país


Sin embargo, la casta política y empresarial española, brilla por su estupidez, y parecen estar conduciendo deliberadamente al país a un estallido social sin precedentes. Esta gentuza, corta de miras, dogmática y retrógrada, quizá nos esté haciendo un favor al aumentar la represión exponencialmente, a medida que la gente va despertando y reaccionando ante el atropello de derechos y la mofa diaria con la cual nos obsequian. Hace cuatro días, ni se inmutaron al reventar a la fuerza una manifestación masiva y pacífica, con la excusa de centrar toda la atención de sus secuaces y acólitos medios informativos en la violencia desmedida de un pueblo quemado y sin miedo, contra un grupo de policías abandonados a su suerte en medio de la refriega. Esto nos demuestra a las claras, que están dispuestos a todo para permanecer en el poder, incluido el sacrificar vidas humanas para conseguir sus turbios propósitos. Lo que sea. Su hipocresía y cinismo, al igual que su oscuridad y baja condición humana, no parecen tener límites. Mienten a diario, se inventan noticias falsas, y por supuesto, criminalizan todo aquello que vaya en contra de sus podridos intereses. Es la violencia institucionalizada, la violencia legal del estado, mucho más temible y destructiva que la ejercida por un pueblo que sólo trata de defender sus derechos más básicos.


El odio visceral que se está granjeando la policía para con el pueblo es cada vez mayor, quizá mayor que el que se le tiene a los responsables del desaguisado actual. El motivo es claro: defienden al corrupto y al poderoso, y reprimen al honrado y al débil. No debería de llamárseles policías, sino Guardia Pretoriana Estatal.


Más peligrosa que esta mafia local, es la que anida en la Troika y en los Think Tanks del poder global, por supuesto, pero enfocar la ira y el odio frutos de la injusticia en determinadas cotas del poder, aún es solamente ciencia ficción, dada la escasa masa crítica que conforman aquellos despiertos en suficiencia como para superar ya ampliamente el discurso sobre el bipartidismo y la tiranía de los mercados y el capital. Quizá dentro de 10 años, cuando los expoliados y aguerridos pueblos del sur tengan que enfrentarse a un ejército de antidisturbios europeos al más puro estilo Robocop, la dictadura camuflada que aún pretenden disimular, sea ya una dictadura a cara de perro. Prefiero esta opción, pues aunque más peligrosa lo es también menos cínica e hipócrita, y al menos no habrá lugar para la duda entre tanto despreciable zombi pro-sistema actual, sin la más mínima conciencia de clase.

Como sostiene un amigo mío, para cuando esto ocurra, ya se habrá cerrado el círculo, y la libertad, en el más puro sentido de la palabra, estará gravemente amenazada. Para entonces, la paz social se habrá impuesto mediante la violencia y la política del miedo, y el mundo se habrá convertido en un nuevo planeta feudal y apocalíptico.



Tras una multitudinaria asamblea, alrededor de las 18:30 horas,  la policía bloqueó el acceso de la Avenida Séneca para cortar el tránsito de 1000 estudiantes, que decidieron no entrar al trapo de los violentos, optando a resistir en formación por si había cargas. Una estudiante escuchó a uno de los mandos de los antidisturbios decir a sus compañeros: "Estad dispuestos a reventar y abrir cabezas"

                               


Pues bien, en el seno de esta calma tensa que precede a la tempestad, 101 heridos en la última manifestación, una huelga estudiantil en marcha y la primavera y sus calores, que la sangre alteran, a la vuelta de la esquina, parece que a la inútil de la alcaldesa, Ana Botella, sólo se le ocurre solicitarle a su brazo armado en la región, la delegada señora Cifuentes, que prohíba las manifestaciones en la almendra central o zona histórica de la capital. Esta insensatez, además de insensatez, es un insulto y una flagrante muestra de desprecio hacía los ciudadanos, pues esta señora, en sus enfermizas y altivas elucubraciones mentales, desacredita de esta forma la legitimidad de las protestas y el contenido de las mismas.

En su fascismo de salón, la señora alcaldesa o más bien tirana no elegida democraticamente por ningún ciudadano, considera un fastidio que la imagen de Madrid y su denterosa Marca España, se vean afectadas, y si de ella dependiese el asunto, no dudaría en encerrar a los manifestantes en guetos o campos de concentración. Debe pretender esta señora, que estos perroflautas y piojosos rojos, se manifiesten sin hacer ruido y en un descampado, para que de este modo la gente fetén y de orden pueda seguir de compras, tomándose sus relaxing cup  de café con leche en sus tradicionales pastelerías Viena Capellanes, Lhardy o Mallorca, después de haber degustado unos canapés de foie de oca y jamón de jabugo, sin tener así que soportar el vociferio de las hordas de antisistema, que tarde o temprano, pedirán la cabeza de estos elementos. 




Las manifestaciones, señora Botella, seguirán y aumentarán, al ritmo que lo haga su estupidez, y con ella la presión y la indignación del pueblo llano, ese al que usted tanto desprecia. Porque las manifestaciones, señora Botella, sirven para eso, para manifestar a los cuatro vientos y a grito pelado el descontento, para sacar a la luz toda la basura y las vergüenzas que usted y los de su calaña pretenden tapar, esconder o eliminar. Y por eso deben de ser y seguirán siendo en el centro neurálgico de la capital, para que todos, absolutamente todos, puedan ver el resultado de la opresión, la injusticia y la canallada diaria en contra de la ciudadanía

España es ya la vergüenza de medio mundo, y su imagen se encuentra visiblemente deteriorada, convertida ahora, además, en una suerte de ciudad-estado policial, en la que reina una atmósfera de odio e indignación, mezclada con miedo, tensión y sobretodo, mucha estupidez. Como la estupidez, con la que está cayendo, de gastarse 1 millón de euros en cambiar de nombre el aeropuerto de Madrid Barajas, por el de Aeropuerto Adolfo Suárez, en un claro guiño de la mafia local a uno de los primeros padrinos de nuestra reluciente e intachable democracia del 1%... Nada bueno, señora Botella. Madrid está sentenciada, y la culpa no la tienen las manifestaciones, la culpa la tienen las políticas antisociales acometidas por su persona y los de su especie.


2 comentarios:

  1. Tu lo has dicho somos la vergüenza mundial porque un país como este que recorta en educación, precisamente que es donde hay mas que invertir, en valores humanos, que son los que sacan un pais adelante, se dedican a joderlo todo creando mano de obra esclava facilmente manipulables y adictos a este sistema de mierda, pero en fin que te voy a contar que no sepas. Un saludo

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  2. En educacion bien y en sanidad?, y en investigacion? y en los pobrecitos que nos vienen de Africa que bastante tienen los pobres? y en las enfermedades raras ? y en los viejos? y en los artistas veamos cine? y en los dependientes?y en los jovenes que se tienen que ir?
    Querido Javier todo depende de lo que cada cual piense que es mas importante

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