domingo, 29 de mayo de 2011

Robert Happe

Escuché hace tres años esta entrevista. Robert Happe es un hombre maravilloso. Sólo por ver la paz que emana de su rostro cuando habla, merece la pena escucharle. Aquí la dejo para quien quiera ganar 34 minutos de aprendizaje. Está subtitulado en portugués, pero su inglés se entiende perfectamente.

viernes, 20 de mayo de 2011

Las áreas intersticiales, últimos vestigios de biodiversidad metropolitana

Aparecen en la confluencia de autopistas, en los nudos de las grandes vías de comunicación, o en las cunetas de las carreteras. Aisladas en la marea urbana, y rodeadas por un incesante y ruidoso flujo de transportes, estas pequeñas zonas verdes constituyen los últimos reductos de vegetación  y vida salvaje que podemos encontrar en las grandes ciudades y en sus áreas periurbanas, fundamentalmente en estas últimas, donde la transición del campo a la ciudad, aún no ha terminado de consolidarse. Algunas son de pequeño tamaño, longitudinales y estrechas, de apenas unos pocos metros, sin embargo hay otras mucho mayores ,que pueden llegar a ocupar superficies de una hectárea o más.


A veces, suelen estar salpicadas por inmensos carteles publicitarios que anuncian la cercanía de una gran superficie comercial, la marca de una bebida alcohólica, o algun móvil de última generación, pero por lo general, preservan su pureza, y permanecen completamente  ajenas y ciegas frente a la frenética y bulliciosa actividad humana que les rodea por todas partes. Imagino que será mutuo, pues poca gente les presta atención. Quizá por ese motivo, con frecuencia aparecen sucias y abandonadas. Quizá también por ello, a mi me resulten tan atractivas, pues a pesar de la contaminación acústica circundante, uno puede adentrarse en ellas sin que nadie le perturbe, ya que la gente prefiere acudir en masa a los parques. No obstante, siempre es más fácil que cruzar tres carriles o saltar una valla..

Allí disfruta uno sintiéndose cómo en el campo, especialmente ahora en primavera , y tras las lluvias de las pasadas semanas, ya que se encuentran cuajadas de flores, gramíneas, y leguminosas de toda clase que te llegan hasta la cintura si te descuidas. Además de abejorros, y saltamontes que van saltando a tu paso, si te introduces lo suficiente, puedes aislarte del mundanal ruido, gracias al inquieto grillerío que desde principios de mayo puede escucharse inundando de sonido todas las campiñas. Personalmente, necesito el canto de los grillos. Algunos estudios señalan que en la actividad cerebral y para una correcta comunicación neuronal, son necesarios los ultrasonidos. Estos están presentes en los armónicos altos de los grillos y de los pájaros, y la ausencia de este sonido en los grandes entes urbanos, podría ser el responsable de enfermedades degenerativas de nuestro tiempo como el Alzheimer. Es dificil escuchar grillos en las ciudades, pero no en estas  áreas que resisten heroicas el impasible avance en mancha de aceite propio de la ciudad difusa, y donde parece que el tiempo lleva una eternidad detenido.


Tengo que reconocer, que siempre he sentido fascinación por estas manchas de vegetación, y he tenido la ocasión de sentirme muy unido a ellas, por diversos motivos: en primer lugar, su sola presencia provoca que mi corazón se regocije, además de relajarme y conectarme con la naturaleza. En segundo lugar, he visto el triunfo de la vida y la lucha de algunas especies, que a pesar de verse arrinconadas y rodeadas por una selva de hormigón, siguen permaneciendo y resistiendo estoicamente los embates del progreso y la modernidad. Hace dos años, en el nudo de manoteras, lugar en el que la M-11 y la M-30 se entrecruzan, dejando unos pequeños huecos donde crecen matojos y pequeños pinos, pude ver asombrado mientras tomaba la curva en dirección M-30 sur, una familia de unas 4 o 5 liebres, conviviendo en un lugar tan minúsculo, que no pude  por menos que sentir pena por ellas, pero también una mezcla de alegría, orgullo y admiración por esa muestra de raza, y bravura, plantándose sin miedo ante la infamia humana.

Aquí viven o vivían (círculo superior), una familia de liebres salvajes. De haberme convertido en lobo, jamás les hubiera atacado...


Por último, y en tercer lugar, le debo la vida a un área intersticial. Una oscura y lluviosa noche de noviembre pasado, a escasos metros del nudo de manoteras, perdí la consciencia durante unos segundos mientras conducía a 80 por hora saliendo de la M-30, precipitándome al vacío y a la incertidumbre. De no haber sido por la resistencia que ofrecieron una inmensa retama y una sucesión de arbustos, que afortunadamente frenaron el vehículo, hubiera sido embestido por el tráfico que circulaba por la M-11, y no quiero ni imaginarme cuales hubieran sido las consecuencias. Cuando recobré el conocimiento, salí del coche aún aturdido, y lejos de llamar a la grúa, me perdí durante una hora en la espesura de un bosquete cercano, ebrio de felicidad por estar vivo. Quiero pensar que la madre naturaleza me brindó una oportunidad por las atenciones que le profeso.



jueves, 19 de mayo de 2011

1984

Anoche decidí ver la película "1984", de Michael Radford. Durante mucho tiempo temí su visionado por miedo a sentirme decepcionado, pues por norma general, las adaptaciones cinematográficas de grandes novelas suelen quedar muy por debajo del escrito original, y muy raramente suelen plasmar con fidelidad lo que el autor ha dejado impreso sobre el papel. Quizá, con más motivo aún, en el caso de un grande de la literatura y un inteligente visionario sin escrúpulos como el escritor británico George Orwell, que con "1984", ha dejado en mi opinión uno de los 20 libros más importantes de la historia. Pues bien, la sorpresa fue mayúscula, pues no sólo me gustó, sino que coincidía exactamente con las imágenes, escenarios y paisajes que brotaron en mi imaginación cuando leí el libro hace dos años, y además pude recordar la misma sensación de angustia e intranquilidad que me sobrevino en aquel entonces. Además los tres actores principales bordan sus papeles, en especial John Hurt. Es probable que el libro calase igual de hondo en el imaginario del director de la película, ya que el hombre se tomó la molestia de rodarla el mismo año, coincidiendo no sólo el lugar, en Londres, sino también con algunos días que el propio Orwell citaba en la novela.




Si alguien no la ha leído, pero se muestra intranquilo con los tiempos y acontecimientos que estamos viviendo, a todas luces debería ponerse de inmediato con ella. A pesar de que el mundo orweliano es radical y abrupto en sus conceptos de totalitarismo y esclavitud de la raza humana, las raíces del poder y el control al que estamos sometidos hoy en día, no difieren demasiado del concepto de vigilancia del "Gran Hermano" que encontramos en la obra en cuestión, máxime cuando en nuestra sociedad de consumo actual y desde hace más de una década, han venido triunfando y subiendo cómo la espuma en audiencia (borreguil audiencia), los reality shows televisivos conocidos precisamente con el nombre de "Gran Hermano", en varios países de nuestra vieja y cada día más tecnocrática Europa.


 

Con esto no quiero decir que el mundo de Orwell y el nuestro sean parecidos. No, desde luego que no, o al menos, aún no lo son, pero discurren peligrosamente en paralelo en muchos aspectos. Quizá la realidad de 1984 sea un reflejo del mundo que nos espera dentro de unas décadas, pero sin duda se trata de una realidad demasiado abrupta y sin pulir. Demasiado tosca y violenta. No es necesario, cómo en la novela, someter al pueblo mediante un control policial y mental férreo, desde el miedo a la represalia inminente y el lavado de cerebro directo, o mediante el amor único hacia un partido político cuyo lider observa con mirada intimidatoria a sus súbditos. Estas son premisas de control más propias de la época en la que fue escrito el libro, entre 1947 y 1948, época en la cual Europa acababa de salir del yugo de dos de las dictaduras más violentas y sanguinarias que el mundo ha conocido, la alemania de Hitler y la italia de Mussolini, y se enfrentaba a ciegas a un nueva existencia bipolar, separada por el telón de acero y bajo la constante amenaza de un conflicto nuclear.

Si se buscan similitudes con la novela, en esta el mundo aparece como tripolar o dividido en tres bloques (Eurasia, Estasia y Oceanía), y la premisa incluída en la ficción "Guerra es Paz" y "Paz es Guerra", también sucede en la realidad,  pues como pudo ver el mundo hasta el desmantelamiento de la URSS en 1991, fue necesaria para mantener una paz relativa, ya que gracias a los conflictos armados de Corea, Vietnam o Afganistán, comunistas y capitalistas se enfrentaron de forma indirecta, evitando de esta manera lo que sin duda hubiera significado un apocalipsis de bombazos atómicos y el fin del planeta. Pero como vemos, Orwell no andaba muy desencaminado y también fue visionario en esto, pues falleció en 1950, nada más comenzar la Guerra Fría.


El mundo ficticio de 1984

Sin embargo y retomando el tema, no es necesaria la intimidación ni un control hitleriano a modo de INGSOC, para someter a la humanidad y desmembrar sus cualidades humanas. A mi modo de ver, si el partido único es cambiado por una globalización económica y una dictadura de los mercados, y el Gran Hermano que nadie ve nunca, es sustituido por un poder en la sombra regido por las élites financieras, el resultado es bastante parecido. Tampoco son necesarias, como en la obra, la policía del pensamiento ni el ministerio del amor, basta con implementar a gran escala una vorágine de información contradictoria y controlada, y telebasura a raudales para controlar el pensamiento, poniendo en marcha redes sociales,  modas y tendencias  escrupulosamente estudiadas para individualizar y despersonalizar a los individuos.

El Nuevo Orden Mundial al que nos encaminamos es mucho más exquisito, más fiable y mucho más sólido que el de Orwell, y se aproxima más al Mundo Feliz de Huxley o a la tecnocrática, fría y biónica civilización de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K.Dick, que vió magistralmente la luz en el cine con Blade Runner; pero no por ello se debe desprestigiar a este genial pensador. Todo lo contrario, pues nos ofrece a grandes rasgos y con bella crudeza los objetivos del sistema, que son al final lo que merece la pena recordar y asimilar, tanto de la película cómo del libro: La muerte del amor, la pérdida de identidad y el analfabetismo creciente, la educación a manos del estado (pártido único o gran hermano en la novela), y por último, la guerra, la violencia y el odio como herramientas para mantener la jerarquía social y el control de unos pocos sobre los recursos y sobre el resto.




Este sistema ficticio puede resultar y resulta familiar. Actualmente, el mundo se encuentra bajo la dualidad  de la deuda y el beneficio, lo que significa que tiene que haber necesariamente pobres y muy pobres o miserables, para que unos pocos acumulen el 90% de las riquezas, y siga alimentándose la balanza del desequilibrio. Las guerras programadas que padecemos hoy en día bajo el lema de la salvaguardia de los derechos humanos, tan sólo buscan dinamizar la economía y adueñarse de los recursos ajenos. Por otra parte, la emigración y los grandes movimientos transfronterizos de población, que ha tenido que abandonar sus paises natales y su lugar de origen por puras necesidades económicas, es un fenómeno que lleva viviendo el mundo, con especial intensidad, desde hace aproximadamente 20 años. También es una de las consecuencias o el subproducto directo de la globlalización, constituyendo un fenómeno, que ya de por sí, entraña violencia. La estructura piramidal que encontramos en 1984, es también sospechosamente parecida a la actual. Los miembros del partido interior, que son una minoría, ejercen un control completo sobre los miembros del partido exterior, mucho más numerosos, cada día más oprimidos, idiotizados y atenazados, que constituyen los engranajes del sistema asegurando la ejecución de las órdenes y los mandatos que vienen de arriba, mientras que los proletarios son considerados como lo más bajo de la sociedad, a pesar de que no interfieren apenas en su funcionamiento y son metalmente más libres.




Haciendo una extrapolación al mundo real, hoy vemos cómo una minoría cada día más pequeña constituida por la élite financiera, grandes corporaciones y multinacionales, se reparten la mayoría de los beneficios económicos, sostenida su logística por una clase media cada día más empobrecida (mileuristas), más sometida y más esclava, guiada no por cámaras ni por grandes hermanos, que también, sino por un absurdo complot político que no es más que una tapadera del verdadero poder en la sombra, y por último casi 4000 millones de personas que viven en el umbral de la pobreza, y o tratan de entrar en el segundo escalafón, (la mayoría), o bien se mantienen impasibles, la mirada lánguida y triste, aferrados a sus costumbres y a su entorno, mientras observan impotentes como la imparable dinámica sistémica va destruyendo, transformando  y homogeneizando progresivamente los hábitats naturales en los que han convivido en armonía durante generaciones.

lunes, 9 de mayo de 2011

Lady Gaga, música para las masas

Dentro del universo de la música comercial, quizá la mayor marranada que ha visto la luz en los últimos tiempos, es la hoy idolatrada por las masas juveniles de medio mundo "Lady Gaga", llamada a ser la nueva reina del pop, en sustitución de Madonna. El impacto mediático de este hermafrodita es absolutamente excepcional, al igual que su ínfima calidad musical,  en mi opinión una afrenta a los sentidos y al buen gusto. Ultimamente, parece que el éxito y la falta de carisma y principios morales hacen buenas migas, y sino, que le pregunten a cualquier persona minimamente formada y con valores, en que situación de ánimo desesperado y tristeza se encuentra, contemplando este circo de estúpidos animales humanos llamado mundo. De lo contrario, basta con visionar alguno de los videoclips de este "fenómeno musical" o, más bien monstruo, para quedarse asombrado y finalmente indignado con la temática lasciva y demoníaca que destilan, y las obscenidades y simbolismo masónico de tintes satánicos que encierran.




Lo peor de todo esto, es el mensaje y las ideas que están difundiendo entre una adolescencia ya de por sí abotargada e idiotizada, ya que luego les da por vestirse de la misma forma, y adoptar las mismas  enfermizas y degeneradas actitudes en sus relaciones. Sin embargo, el número de adeptos y sumisos fans crece de forma alarmante. En su abulia mental, parece que los cachorros sistémicos de hoy en día no se dan cuenta de los perniciosos efectos que esta pseudoartista provoca en sus inconscientes mentes, y del daño que está provocando con sus asquerosos mensajes verbales y no verbales. En Madrid y Barcelona, provocó la histeria colectiva y el caos con sus parafernálicos conciertos. Parece que en la capital, se vendieron 4000 entradas falsas, y estó provocó la ira y la desesperación de muchos, que se quedaron con las ganas de ver a su diva predilecta. Yo, personalmente, me alegré profundamente al enterarme de la noticia.


Madonna en su época de esplendor, muestra orgullosa su simbólica chaqueta

Hay quienes opinan que este diabólico ser, no es sino un producto illuminati creado para el control y el adocenamiento mental y conductual de las masas (no sería ni la única ni la primera vez que esto ocurre). De lo que no cabe duda, es de que tanto éxito en tan poco tiempo, es realmente muy sospechoso, y más sospechoso aún que sea hermafrodita, en una sociedad cuya libertad y corrupción sexual comienza a ser ya escandalosa. Me reservo más comentarios, para no herir la sensibilidad, si la tienen, de los pobres fans o las víctimas de la indecencia. Pero dejo aqúi su mayor éxito y el más repugnante de todos, "Alejandro", en el cual reniega de dios. En youtube se pueden ver los mensajes subliminales satánicos y masónicos de todos sus temas, ya que aquí, no me da opción a cargarlos.




Siguiendo este link tendreis acceso a más e interesante información acerca del tema:

Illumicorp - Nuevo Orden Mundial

Interesante vídeo documental que nos suelta la verdad de forma completamente descarada, con el objetivo de que nadie se lo crea. ¿Cómo iban a hacer algo así?. Simplemente, ya está ocurriendo. Absolutamente terrorífico.



 

domingo, 8 de mayo de 2011

Madrid oscuro

Hacía tiempo que no me impactaba de forma tan negativa una salida nocturna. Debo decir, que lo que pude ver anoche, comienza a adentrarse peligrosamente en la parcela de lo tétrico y lo siniestro, de la decadencia y la miseria humana, reflejo de una sociedad corrompida y enferma. La calle Gran Vía y sus aledaños, a altas horas de la madrugada, se han convertido en una cloaca, una ciénaga hedionda en la que pululan bichos de toda clase. Abundan como digo, todo tipo de seres que parecen no haber despertado aún a la vida y a la luz del sol, haciendo gala de sus más bajos y sucios instintos, en una sinfonía de podredumbre callejera y triste obscurantismo. Macarras, chulos, prostitutas, yonkis, borrachos, maleantes...la lista es sórdida e interminable, e incluye a la propia juventud, desnortada y aborregada, que termina de conformar una masa impersonal que se arrastra estupidamente bajo el efecto de todo tipo de drogas.

He visto muchos centros urbanos de noche, aquí en España y en el extranjero, pero el madrileño se lleva la palma por su sucia singularidad. A veces, uno tiene la sensación de estar paseando por los interiores de un camerino de circo ambulante lleno de payasos, tal es el grado de inmadurez e inconsciencia colectiva reinante. Ayer, y contra mi voluntad, por hacerle un favor a un inocente amigo mío que no sabía donde se metía, acabé en la puerta, que no dentro, de uno de los peores antros que he visto en los años que llevo saliendo: Reina Bruja. No tengo calificativos para definir la calaña de gente que se arremolinaba en torno a la entrada, y la atmósfera de delincuencia y peligrosidad que dominaban las energías del lugar, energías oscuras y de baja densidad, que se extendían invisibles, impregnando con un inquietante manto oscuro casi toda la calle en la que se encuentra este agujero.

Sólo decir que opté por no mirar a nadie a la cara, no por miedo, sino por prudencia, tristeza y asco. Esto es sólo un ejemplo, basta con darse un garbeo para cerciorarse de que no estamos ante una excepción. La homogeinización de lo cutre y cochambroso es general. Barrios enteros cómo Huertas, Alonso Martinez o Moncloa, han ido perdiendo progresivamente su original esencia con el paso de los años, y hoy en día están igualmente infectados. Es sorprendente, ver como la noche constituye un fiel reflejo social de un sistema abyecto, que entraña desesperados y violentos zombies despojados de toda humanidad. Como dijo el bueno de Travis, algun día caerá una verdadera lluvia que limpiará las calles de tanta basura.


Las dos caras de la globalización

Nada puede resultar creíble en un sistema que pervive gracias a la dicotomía deuda-beneficio. Sólo el propio fundamento que sostiene los pilares de dicho sistema, competitivo y feroz, ajeno a cualquier lógica que se apoye en el respeto, el equilibrio y la lógica, resulta aberrante, abyecto, y porque no decirlo, también suicida. Llegados a cierto punto, la propia mentira inherente al funcionamiento del capitalismo se desmorona, o más bien muta, pues ya no se trata de una mentira, sino del mayor de los ridículos de un despropósito ya insostenible. Una farsa, que sabiéndose descubierta, pierde el control para ofrecernos la traca final. Y ahí están los medios informativos, listos para difundir toda clase de mentiras y verdades a medias.

El objetivo es sencillo y siempre lo fue, y hoy consiste más que nunca en mantener a los ciudadanos sumidos en la estupidez colectiva, mediante una fascinante historia que encadena guerras programadas, desastres naturales, rescates financieros, terrorismo internacional y, cómo no, también grandes héroes y salvadores planetarios, constituidos en gobiernos,  inmaculadas organizaciones de diversa índole e instituciones religiosas, con sus correspondientes abanderados o líderes, convertidos algunos en premio nóbel de la paz, que a la postre dictaminan guerras o dictan sentencias de muerte sin juicio ni causa probada. Otros, sin embargo, prefieren hacer ruido de otra forma, y se inclinan por escándalos sexuales con velinas, aunque la mayoría se decanta por los escándalos de corrupción financiera, cómo lo hicieran en el pasado un sinfín de señores feudales, clérigos facinerosos o cónsules provinciales en época romana, llenándose los bolsillos a manos llenas. 

Desgraciadamente, pocas cosas han cambiado en los últimos 2000 años. Si antes eran las carreras de cuádrigas y el circo romano, los encargados de hacer olvidar a la plebe las penurias económicas, consecuencia de los grandes fastos palaciegos, y las sangrantes guerras fronterizas y de conquista para mayor gloria del imperio, hoy lo son los grandes eventos mediáticos, los grandes líderes del deporte o la industria cinematográfica, por poner un ejemplo, aunque sobretodo han sido los grandes avances en las tecnologías de la comunicación, canalizando gran cantidad de basura de consumo masivo, antisociales redes sociales y demás tecno-barbarie, los encargados de alienar las mentes y despersonalizar al individuo, haciéndonos olvidar que algo sigue oliendo mal  y a podrido en este viejo mundo. Casi prefiero el pasado, en el que los propios emperadores saltaban a la arena del coliseo, caso del inenarrable e ignominioso Cómodo,  a una realidad actual donde el imperio en la sombra mueve los hilos, y nadie sabe quien gobierna en realidad a una creciente masa aborregada, impersonal y conformista.



Sin embargo, la proliferación de componentes electrónicos al servicio de la comunicación, está resultando ser una peligrosa arma de doble filo. Por una parte han disparado la globalización, alterando y acelerando las dinámicas económicas, cambiando la forma de trabajar y hacer negocio, propiciando la llegada y el avance del capital a todos los rincones del planeta, poniendo en valor regiones inhóspitas u olvidadas y todo tipo de productos tangibles e intangibles. La globalización ha resultado ser la panacea del neoliberalismo, la utopía del mercantilismo, y la pesadilla del mundo natural, que ve cómo la plaga humana se extiende y devora todo a su paso. No obstante y por este motivo, la globalización es un ente tentacular ciego al que le faltan dos dedos de frente. No sólo los grandes desequilibrios provocados por su frenética actividad lo atestiguan, también su inconsciencia y su frialdad tecnocrática, al servicio de mentes humanas codiciosas y enfermas, dan fé de ello. Este pulpo estúpido de ojos velados, engulle las riquezas naturales de la biosfera a marchas forzadas, sin importarle un comino si su consumo o sus propios desperdicios pueden ser reciclados a tiempo por la sufriente madre Gaia. 

Pero como decía, en un universo en el que todo es relativo, existe otra cara de la moneda, más esperanzadora y más amable de esta globalización, que cada vez parece resonar con más fuerza. La globalización de las ideas y de los pensamientos críticos, también ha sido posible gracias a internet y a las nuevas tecnologías. De este modo, si estoy escribiendo en este momento, es para tratar de difundir en la medida de lo posible mis pensamientos, y es en esto en lo que debemos apoyarnos si queremos desenmascarar tanta hipocresía. Basta de falacias informativas, de vender el miedo como única baza para desinformarnos y manipularnos, tergiversando la realidad. El trabajo es duro, pero si sólo una persona lo lee, ya habrá merecido la pena intentarlo. Pensar, siempre pensar, y hacerle más caso al instinto, a pesar de que también consiguen manipularlo con toneladas de porquería, enviadas directamente al cerebro del consumidor potencial. Que no os la metan doblada. Basta de farsantes. Verdades puede haber muchas, pero realidad sólo hay una.