miércoles, 17 de julio de 2013

El grillo valiente


Todo un veterano, haciéndose oír en pleno desierto. Desgraciadamente la calidad de sonido del vídeo brilla por su ausencia. ¿Sería Neo llamando a Trinity en lenguaje cifrado?



Hace meses que no escribo, seguramente presa de la desmotivación y la desgana que me produce el ruinoso estado socioeconómico de este puñetero país, sumido en plena edad media institucional y en la incertidumbre más grande de toda su historia. Además, bastante he comentado ya las miserias humanas y el sistema de funcionamiento de una sociedad capitalista alienante que, desde el punto de vista de la colectividad ya ni existe, toda vez que atomizada y enloquecida, va ciega y con paso presto hacia un callejón sin salida o un precipicio del que no se conoce fondo.


Pero lejos de dejarme influenciar por el despropósito circundante originado por la esperpéntica vida cotidiana del ser humano moderno, he ido mutando progresivamente en un ente vivo y consciente, que rechaza cada vez más lo impuesto, la norma y lo establecido, e inicia una apertura sensorial en otros frentes de la vida, mucho más interesantes y esclarecedores de nuestra propia génesis natural y la energía que la alimenta. Terminaron pues los tiempos de la crítica fundada al sistema, a la oligarquía que lo dirige y a la insensata plebe que lo sustenta en sus cimientos, considerando, además, que es una pérdida de tiempo el dedicarse a destapar las vergüenzas y tristezas de nuestro mundo actual, cuando existen cientos de universos paralelos integrados en esta nuestra realidad, que reclaman sin saberlo y sin quererlo, el legítimo derecho a ser tomados en consideración.


Y lo hacen de esta manera, porque actúan dentro de unos parámetros de funcionamiento equilibrados, sensatos y con orígenes que se remontan a cientos de miles de años. Quizá por eso suenen tan armoniosos, y llamen la atención y la admiración de seres humanos que, como yo, rechazamos enérgicamente la disarmonía y la distorsión vigente, o más bien el fraude total que pretende imponernos el sistema clónico imperante, anulando todo atisbo de esencia natural y autenticidad en nuestras cada día más programadas y esclavizadas existencias.


Pues bien, cualquiera que se digne en leer hasta este punto, habrá comprendido que estos universos paralelos que rugen con fuerza y determinación, los integra el mundo natural que a duras penas todavía nos circunda, tratándo de sobrevivir a nuestras contínuas agresiones. Y es por ello por lo que he decidido rendir homenaje a un grillo que merece todo mi respeto y admiración. Un grillo que fue capaz de sobrevivir al hormigón, al asfalto y a la contaminación. Un grillo valiente que quizá estaba ahí, perdido en la Gran Vía madrileña, rodeado de colillas, detritus y demás infamias tóxicas, para rendir tributo a sus semejantes, que aún luchan por sobrevivir a la barbarie humana. Un grillo que, sin saberlo, transmitió uno de los muchos mensajes que clama a diario y cada vez con más fuerza nuestra enferma madre tierra Gaia, esperando que al menos unos pocos hombres de los que conforman el cáncer que la devora, sean capaces de escucharla y comprenderla. Porque sólo así aprenderán a escucharse a sí mismos, comprendiendo de una vez por todas, cual es su verdadera naturaleza olvidada...


3 comentarios:

  1. Me alegra tu vuelta, como ves cada vez estamos peor y comentar la actualidad para tratar de cambiarla es chocarse una y otra vez con la misma pared. Como diría el fallecido Jose Luis Sampedro: "escribir es vivir" y como dices hay multitud e infinitos universos sobre los que volcar nuestras reflexiones. Un saludo

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  2. Creo que nadie va a escuchar a nadie, pero bien está el intentarlo. Yo también he vuelto y no sé por dónde empezar.
    Un abrazo

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  3. Está todo tan descalabrado que es difícil saber por donde. Más razón que una santa en eso de que nadie escucha a nadie. Salvemos nuestro entorno, no podemos hacer mucho más.

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