jueves, 26 de abril de 2012

Vamos hacía el desastre

Cada vez que salgo a la calle y respiro el clima de creciente y cómoda resignación, u observo los patéticos medios de comunicación defecando falacias informativas, me doy cuenta del enorme problema que crece como la metástasis ante nuestra abúlica y casi testimonial presencia de esquilmados borregos. Es como mirar desde la orilla un inmenso maremoto que se acerca a una costa plagada de infraviviendas hechas con cartón y pantallas de aluminio. Estas viviendas, simbolizan una consciencia colectiva igualmente ínfima y miserable, incapaz de reacción y mucho menos,  de solución alguna, ante lo que se les viene encima. Tenía 20 años cuando explotó la economía argentina y el famoso corralito anegó de miseria el país ultramarino. Un país expoliado, saqueado. Hoy tengo 30, y ese corralito se ha convertido en un símbolo de nuestra sociedad y en una realidad que va tomando forma, amenazando ya al mundo entero, ofreciéndonos un futuro apocalíptico sumido en las tinieblas de la existencia humana. Qué decir de España, abandonada al caciquismo político más abyecto y extrangulador del otrora estado de bienestar, cautiva de una odiosa deuda generada por un vil oligarquía. Hoy son la sanidad, el transporte y la educación los organismos sometidos al garrote vil. Mañana lo será la libertad de expresión o la propia libertad de movimiento físico del indivíduo.


Empieza, el principio del fin...


Hoy, puedo ver con desolación e impotencia, cómo el proceso de la mundialización corporativa llamado Globalización, por culpa del cual esos grupos de gente que veía en la televisión a finales de los años 90 manifestábanse en contra, se ha consolidado y tiraniza ya al mundo entero, homogeneizándolo y pudriéndolo por casi todas partes. Este proceso, mortal de necesidad, está insuflado, día a día, minuto a minuto, por el termómetro de unos mercados financieros cuyo núcleo real son unos bancos usureros controlados por organismos y grupos sinárquicos y tramposos, que absorben con avidez la vida y los recursos naturales de este planeta, dejando tras de sí una estela de muerte, pobreza y contaminación, sin inmutarse un ápice. Y de este modo, las multinacionales siguen campando a sus anchas, invadiendo como células malignas todos los rincones aún libres de este mundo, susceptibles de seguir alimentando una voracidad sin límites propia de un mutante suicida y sin cerebro como es el capitalismo. 


Seattle, 1999.


Lo hacen engañando a sus inocentes pueblos con falsos sueños de éxito, grandeza y desarrollo, seduciéndoles con vanas mercaderías en el proceso, destruyendo sus relaciones mientras les pagan salarios de miseria de un dinero que, cada día que pasa, vale menos y empobrece más, abandonándoles a su suerte en una tierra destruida y corrompida, cuando ya no les necesitan. Y lo hacen, porque no les importa en absoluto la vida humana, ya que carecen de esto llamado humanidad. Sus efectos son como el de las plagas de langostas, arrasando y devorando con rapidez todo lo que encuentran a su paso, movilizándose allí donde los mercados lo dictaminen. Allí donde la oportunidad del proceso especulativo, pueda seguir alimentando el funcionamiento de este cancerígeno sistema.


Nueva Delhi, invierno de 2012


Pero cada vez es más tarde para cambiar las cosas, y los vasallos nos preguntamos cuales serán los próximos planes de este tecno-feudalismo corporativo, regulado por una maquiavélica y huidiza élite que no da la cara, y se refugia tras una guardia pretoriana de acólitos carroñeros y tenebrosos políticos. Los planes no son otros que seguir su huída hacia delante, pues carecen de otra razón de ser, confundiendo y engañando cada vez más, hasta extenuar a la población matándola de hambre en el sur y miedo en el norte. Un norte paralizado y enfermo, sutilmente adoctrinado y expuesto docilmente a los avatares futuros de un sistema a todas luces autodestructivo. La única solución posible de los despiertos, y pronto de los no tan despiertos, es resistir en este mundo cada vez más distópico y terrorífico. Ante la infame y esclava tecnocracia que se nos plantea como alternativa de parca y vacía infraexistencia, sólo puede existir la acracia y la desobediencia civil, hasta sus últimas consecuencias. Hoy ha acabado la vida tal y como la conocíamos. Pero mañana, comienza la supervivencia, y esta también forma parte de la vida, quizá su parte más descarnada y real. Su parte más bella.

miércoles, 25 de abril de 2012

Nikola Tesla y el robo de la energía libre

De todos los científicos del siglo XX, el serbio Nikola Tesla sea probablemente el menos conocido por el gran público, y al mismo tiempo el más temido y censurado de todos ellos. Locura, genio y descubrimientos adelantados a su tiempo, unidos al enorme interés que suscitó entre una élite política y económica que primero le encumbró para después sepultarle en el olvido, son los ingredientes de esta historia y la clave de la verdad acerca de la energía libre. El temor por la enorme relevancia de los avances y descubrimientos de este hombre, no casaron con el ánimo de lucro y control de la minoría, que ocultó para siempre claves y secretos relacionados con la energía de punto cero, basada en el electromagnetismo universal. Patentes, documentos y anotaciones científicas, que quedaron bajo el completo control del FBI a su muerte, o se perdieron durante la segunda guerra mundial cayendo en ambos bandos, o bien fueron subastadas a particulares por los hoteles en los que el científico residió.


“Antes de que pasen muchas generaciones, nuestras máquinas funcionarán movidas por una fuerza disponible en el universo. Hay energía en todo el universo. Estamos dando vueltas en el espacio infinito, con una velocidad inconcebible, todo a nuestro alrededor está girando, todo se está moviendo, en todas partes hay energía. Debe de haber alguna forma de proveernos de dicha energía más directamente. De esa forma, con la luz obtenida del medio, con el poder que deriva de ella, con toda esa energía obtenida sin esfuerzo, de un almacén inextinguible y eterno, la humanidad habrá dado un paso de gigante. La sola contemplación de estas magníficas posibilidades expande nuestras mentes, fortalece nuestras esperanzas y llena nuestros corazones con un supremo placer”

Durante años, Tesla estuvo a la sombra de otro científico, Tomas Edison. De hecho, nada más empezar su brillante carrera internacional, se trasladó a París, donde trabajó a las órdenes de este último en una de sus compañias, la Continental Edison Company. Ya aquí, comenzaría a demostrar sus enormes aptitudes, investigando y desarrollando dispositivos que usaban el campo magnético rotativo. Más adelante se trasladaría a los Estados Unidos, donde trabajó como un esclavo durante 18 horas al día, solucionando los problemas técnicos del ineficaz y envidioso Edison, que no contento con malpagarle, registraba las patentes como propias. Las divergencias del croata con el americano no tardaron en hacerse irreversibles, por lo que en 1886 fundó su propia compañia. El éxito no tardó en llegarle, demostrando en 1891 la transmisión inalámbrica de energía, año en el que además se convertiría en ciudadano norteamericano. A Tesla se le atribuye la invención de la radio, el motor de corriente alterna, la lámpara de pastilla de carbono, el radar, el control remoto, los Rayos X , el descubrimiento de la energía radiante, o los sistemas de propulsión de medios electromagnéticos, quizá esto último, la clave del transporte limpio y eficaz, que derrocaría para siempre el oscuro reinado de los combustibles fósiles.


La paz universal como resultado de un esfuerzo acumulativo a través de los siglos podría suceder rápidamente, no tan diferente a un cristal que se forma repentinamente en una solución que ha sido preparada lentamente.“Este nuevo poder para conducir la maquinaria planetaria será derivado de una energía que opera en el universo, la energía cósmica, cuyo poder central en la tierra es el sol, pero que esta presente en todas partes en cantidades ilimitadas”


Pero fue su proyecto de la torre de transmisión eléctrica inalámbrica Wardenclyffe, en un intento por demostrar que la ionosfera podía proveer energía eléctrica gratuita para todos, lo que finalmente terminó de tensar  la cuerda que le unía al mundo empresarial y corporativo, rompiéndola. Evidentemente, los que le financiaban, entre ellos el banquero J.P Morgan, no estaban interesados en un invento que no les fuese a reportar ingresos. Desde este momento el proyecto se abandonó y la torre fue desmantelada y vendida a precio de chatarra, cuando aún se encontraba en pleno proceso de rediseño. No contento con esto, J.P Morgan se encargó de desalentar a nuevos inversionistas. De ningún modo iban a permitir que el pueblo norteamericano contase con electricidad, radio y televisor gratuitos.

John Pierpont Morgan (1837-1913)

Tesla no andaba en modo alguno desencaminado. Gracias a su descubrimiento de la resonancia Schumann planetaria, descubrió que la tierra se comporta como un inmenso circuito eléctrico con un patrón determinado de frecuencia, que regula el funcionamiento de todos los organismos vivos. Una especie de latido planetario. Las pretensiones del científico pasaban por disparar ondas a la ionosfera a modo de relámpago, detonando la resonancia, con el fin último de obtener ondas energéticas de baja frecuencia y propagarlas por el planeta. Estas eran capaces de llegar hasta las profundidades marinas, a diferencia de ondas de alta frecuencia usadas por Hertz y Marconi. Además, las ondas de baja frecuencia podrían igualmente alterar el funcionamiento cerebral, según Tesla. Esto ha inspirado no pocas teorías conspirativas que se creen podrían alimentar las bases encubiertas del proyecto HAARP americano, impulsado bajo el gobierno de Ronald Reagan.




En enero de 1943, repudiado, empobrecido y ya anciano, era encontrado el cuerpo sin vida de Nikola Tesla en la habitación de un hotel neoyorkino. Todos sus documentos y propiedades fueron inmediatamente confiscadas, pasando a ser automáticamente secreto de estado. Hoy, casi 70 años más tarde, muchos científicos y personas de consciencia, pretenden sacar a la luz la verdad de este genio, en un mundo dominado por el modelo económico-energético que nos han impuesto las grandes multinacionales y los poderes económicos planetarios. La desilusión y la falta de transparencia, el propio funcionamiento competitivo del sistema y la pasividad ciudadana, unido al temor de las propias élites por las consecuencias que podría conllevar el explotar, investigar e implementar la energía libre, hace que esta siga siendo aún una quimera irrealizable y poco conocida, condenándonos al abismo y a la dependencia eterna. Más aún, cabe preguntarse el por qué los seres humanos tocados por la mano de dios, como el gran Tesla, un hombre que buscaba ante todo el bien de la humanidad, han sido continuamente silenciados o asesinados

lunes, 16 de abril de 2012

Una Sinvergonzonería Regia

Menudo Bribón, exclamarán algunos, canallesco adjetivo que dió nombre a uno de sus lujosos veleros, ante la nueva y ya poco sorprendente noticia, que ha saltado a la palestra de la crispada actualidad social de este lamentable y vergonzoso país: El Rey Juan Carlos se lesiona la cadera, trás una derrochadora y seguramente lujosa cacería en Botswana. Que el rey caza, ya lo sabíamos. Que la casa real tira el dinero en caprichos y ostentaciones varias, también. Para algo cuentan con el dinero de los contribuyentes, el de todos los españoles, cada vez más ahogados y apretados algunos, al borde de la hambruna y sumidos en la desesperación que les ofrece un futuro sin alicientes. 




Por otra parte, esas lujosas cacerías ya no son bien vistas, en un mundo cuya realidad ecológica agoniza ante la barbarie humana. No sólo apestan a sangre y a un asesinato legal que se atreven con descaro en llamar "deporte", reúnen además a la peor calaña social, esa pudiente y altiva clase de señoritos y estúpidos pijos tardofranquistas, transformados ocasionalmente en falsos y malhablados monteros, que justifican su hombría rifle al hombro. Los mismos que siguen defendiendo la Fiesta Nacional y se atiborran a copazos y puros durante la celebración de un derby Barça-Madrid. La misma gentuza que, por desgracia, sigue copando puestos de alta responsabilidad en el mundo empresarial y el de las finanzas. Los ellos mismos autodenominados "de toda la vida". Una pandilla de indeseables mamotretos en toda regla






Además, esa costumbre que tienen de pegar tiros, estridentes y molestas estampidas sonoras que rompen la tranquilidad del campo cuando uno se pasea por este, resulta  de lo más incómoda, molesta e innecesaria, por mucho que Jara y Sedal se empeñe en tratar de demostrarnos lo contrario. Cada uno de estos disparos, aniquila la vida animal de forma injusta y desigual, bajo el pretexto de que las poblaciones "deben de estar controladas". ¿Y vosotros, no deberíais también estar controlados? Si quieren cazar, que lo hagan, pero con un arco y con flechas, a ver que tal les vá. 


¿Que harían el susodicho y su rubiales acompañante con complejo de sota, aparte de cazar?


Desconozco las poblaciones de ciervos o jabalíes, o de liebres y perdices que aún quedan en España, seguramente, cada vez más escasas y estresadas, lo que incide de forma muy negativa en su reproducción. Sin embargo, si de algo estoy seguro, es de que el elefante africano, este sí, se encuentra gravemente amenazado y no se escatiman esfuerzos e incluso vidas humanas para protegerlo, mediante la creación de costosos parques naturales y posterior vigilancia contra insensibles y codiciosos furtivos, ansiosos por hacerse con los colmillos del pobre animal. Quedan alrededor de 500.000, y cada año la caza ilegal, sumada a la "legal" (que es lo mismo exceptuando la presencia de desorbitadas sumas que compran la muerte del elefante), supera con creces los índices de natalidad de este hermoso e inteligente animal. Los expertos y censores de parques regionales estiman que podría extinguirse, de seguir así, en un plazo aproximado de 15 años. El caso del león, es aún más trágico, siendo 20.000 los que aún permanecen en estado silvestre, molestados y alterados en su tranquilidad, al igual que los paquidermos, por hordas de turistas y descerebrados cazadores que contratan estos lujosos y macabros servicios. La muerte, convertida en negocio, como tantas otras veces.




Por ello, que el monarca español, que ostenta el cínico titulo de presidente honorífico de WWF España, se dedique a matar elefantes en semejante tesitura de crisis económica, ambiental y ecológica, ya no sólo nacional, sino global, resulta aberrante, tanto por el precio pagado (alrededor de los 40.000 euros, sólo por el elefante), como por el vomitivo acto de refinado vandalismo del que ha hecho gala. No sólo eso, denota también la ausencia completa de conciencia de este señor, que a su edad, sólo puede explicarse o excusarse en la estupidez o la falta absoluta de calidad humana. Es además, patético y estúpido, de pocas luces, estando la credibilidad y la imagen de la casa real como están, (es decir, por los suelos) que su máximo representante se divierta ofreciendo este bochornoso espectáculo de cara a una opinión pública cansada y enfervorizada, deseosa de despedazar cada error de la élite dominante. Es como arrojarse o caer de bruces ante un populacho enaltecido y violentado, que quiere hacerse con tu pellejo a cualquier precio. Es un sin sentido absoluto, como lo es también que su vasallo, ridículo e ineficaz gobierno de chorizos peperos lameculos, anuncie un recorte del 2% en el presupuesto destinado a dicha Casa Real.

Es como si el valido Francisco Gómez de Sandoval y Rojas Borja, Duque de Lerma, anunciara tal día como hoy de hace 400 años, que su alteza real, el Rey Felipe III, iba a dejar de comerse en sus fastos uno de los capones asados que tanto le gustaban, para arrojárselo con desgana a la famélica plebe. Es, sin duda, una sinvergonzonería regia.

viernes, 13 de abril de 2012

Escupe, más no caraspees

¿Por qué sois tan sucios? ¿Os gusta vivir en la mugre?  Cuantas veces habré deseado formularles dicha pregunta, tan sólo dios lo sabe, si acaso lo recuerda. ¿Por qué lo tiráis todo al suelo? Imposible de comprender, algo tan simple. Pero esas cosas, no se preguntan, simplemente uno observa, padece y trata de comprender, pero calla. No es tu país, asique no vayas de listo y no cuestiones las costumbres ajenas. Sólo intenta meterte en la cabeza lo siguiente: ¿ Cómo no van a escupir, si arrojan a la tierra sobre la cual caminan todos los enseres y residuos plásticos inimaginables que pasan diariamente por sus manos?. Ya se encargarán, deben pensar, los cuervos, perros, vacas y demás bestias de dar buena cuenta de todo lo aprovechable. El resto, será la maltrecha y extasiada madre naturaleza, la encargada de descomponerlos con el tiempo.


Problema, reacción, solución, pero a la inversa. Así funciona la India, país de costumbres y estampas decimonónicas incomprensibles para un tierno europeo criado entre algodones. Para abordar una cuestión real, a veces es mejor profundizar en el arquetipo indiano. Probablemente encontremos en este las respuestas a todas nuestras dudas. No obstante, pensaría el más avezado lector, se puede escupir, sin tener que avisar uno con antelación de dicha intención, más vale ser discreto y… No vayas de listo! Piensa. Si todos escupen, entonces, ¿Cómo harían para no brearse a gargajos los unos a los otros, siendo tantos como son, si no carraspeasen previamente? Imagina los terribles conflictos en el que la ausencia de esta primitiva costumbre derivaría! De nuevo, vuelvo a encontrar respuesta a mi pregunta, de la cual tan sólo queda la molestia y el asco que me produce oír a todas horas el sonoro, característico, gutural y puerco ruido que precede al tóxico esputo. El carraspeo es el educado y obligado aviso entre hermanos, asique mejor, seamos positivos y centrémonos en la creatividad resultante. Fijémonos más bien, en el rico abanico de posibilidades y variedades que ofrece el escupitajo indio. Esa costumbre que tienen de masticar tabaco en polvo rojizo, da lugar a posteriori a las más hermosas pictografías que puedan imaginarse. Son como pequeños Mirós desparramados con gracia por suelos y paredes. ¿No es maravilloso? ¿Acaso no es esta la mejor y más natural representación de arte urbano cotidiano que pueda existir?


Otra cosa que choca violentamente con la sonora ostentación del escupitajo, es el meado. Nada que ver, en este caso. Al principio, miraba extrañado como ciertos tipos se detenían en cunetas y bordes de tranquilas y solitarias calles, acequias, montoncitos de basura o en los propios muros de los edificios. Se agachaban y poníanse en cuclillas. Daba la sensación de que estaban buscando algo, o estaban pensativos escribiendo un sms con sus teléfonos móviles o quizá sólo atándose los zapatos. Luego caí en la cuenta de que todo lo que cae al suelo es inútil, sea perecedero o no, de que allí gustan de comunicarse a viva voz y de que no tienen vocación de dedos planos. Finalmente, de que sus amocasinados zapatos, rara vez suelen tener cordones. La solución al enigma quedaba pues desvelada: Estaban orinando. Pero era tal la discreción y el silencio, que cualquiera hubiera pensado en cada una de las opciones anteriores. Bravo por ellos, pues así, al menos, no se salpican ni los zapatos, ni los móviles, ni los pensamientos.



martes, 10 de abril de 2012

¿Evolución o Involución?

Nadie puede negar ya que nuestra raza ha conducido al planeta a un callejón sin salida y a un apocalípsis ecológico, y se ha conducido a sí misma a un punto crítico y sin retorno, plagado de desigualdades, injusticias y carencias sociales. Pero una vez llegados aquí, lo interesante consiste en plantear cuales han sido las causas de este esperpento final, creado a pulso y con tesón durante los últimos doscientos años. Algunos altruistas opinan que el sistema capitalista y la sociedad actual se han regido siguiendo los parámetros o  los códigos de conducta combinados procedentes de dos fuentes, que explican cientificamente el funcionamiento de la naturaleza y de la sociedad resultante: 



El origen de las especies, de Charles Darwin, y El Capital, de Carlos Marx


Si aunamos estas dos obras, nos encontramos con la tendencia predominante y pauta de comportamiento actual en todo el planeta, es decir, al igual que en la naturaleza, la imposición de la ley del más fuerte: El sistema neoliberal del libre mercado, competitivo, codicioso, egoista y cruel. Un sistema generador de enormes desequilibrios entre ricos y pobres, señores y esclavos, u opresores y oprimidos. La historia de las jerarquías que se repite desde hace siglos, y que pareció haberse consolidado de forma trágica en el siglo XIX, con la inestimable ayuda de la revolución industrial, los medios de producción de masas y la aparición de la burguesía como estamento fundamental en este nuevo equilibrio junto con las religiones. Sin embargo, aunque mejorado, el sistema siguió siendo injusto, basándose en la competitividad, antes que en la cooperación, en el odio y la codicia, antes que en el amor y la generosidad. Hoy, este sistema es absolutamente inviable y sólo podría seguir su pavoroso camino, bajo el precio de haber esclavizado y llevado a la miseria al 90% de la población mundial. Sin embargo, el estigma cultural creado desde hace generaciones, sigue latente en todas las capas de la sociedad, como una farragosa lacra difícil de eliminar.





Este estigma o conducta social, que yo denominaría programación mental, es conocido como el socialdarwinismo, comportamiento predominante e imperante en el sistema, que abraza los valores del egoismo y la competitividad por encima de todo, expoliando recursos y destruyendo la biosfera, incitando a la injusticia, el miedo y la violencia. Efectivamente, con la excusa de que se trata de un comportamiento natural y el ser humano sigue siendo un animal, podría llegar a justificarse hasta sus últimas consecuencias. Pero en este caso,  ¿estamos entonces ante el final del ser humano, como animal? O acaso este ha llegado a su límite evolutivo y como un cáncer, sólo espera su propia extinción? Esto se contradice con la teoría de la evolución de las especies, pues el hombre, como el animal primitivo que fue en el origen, debería seguir evolucionando hacia un ser más perfecto, justo e igualitario. Sin embargo, existen gran cantidad de detractores de la teoría darwiniana, y algunos contemplan la posibilidad de que el ser humano no descienda sólo del mono, sino de un experimento genético entre el simio y una raza alienígena muy superior. No obstante, si algo parece claro, es que valores hoy en día existentes, como la empatía con nuestros allegados, la cooperación, la capacidad creativa o la propia idea de la justicia, indican que el hombre es no sólo un animal, sino algo mucho más avanzado. Y es aquí donde entra en juego el aspecto biológico de la evolución, sea cual sea su fuente, el que hace que nuestras propias células choquen violentamente con los condicionamientos sociales preexistentes, pues basados estos en la destrucción, no pueden combinarse con nuestra biología cada vez más perfecta y avanzada, incapaz de justificar la autodestrucción y la maldad a conciencia.




Algunos médicos bioenergéticos, como Rodrigo Alarcón, hablaron hace tiempo sobre el final del Homo Sapiens y el advenimiento de un nuevo ser evolucionado, el Homo Noosphericus o el ser de consciencia. Siendo la consciencia algo que parece estar despertando progresivamente en un mundo que, a pesar de encontrarse en un estado agonizante, es cada día más pequeño y se encuentra cada vez más interconectado, no veo motivo por el cual no haya esperanza para un cambio a nivel global. Somos seres biológicos inteligentes, conectados a una ciberesfera cuajada por innumerables avenidas al servicio de la comunicación, por las cuales fluyen ideas, conocimientos y hasta sentimientos. Pero también somos la etapa final de una tecnoesfera al servicio de las grandes corporaciones, familias y élites financieras, que amenazan ahora con destruir finalmente la propia biosfera, creando mediante macabra ingeniería social, una especie de raza de humanoides autómatas, esclavos y descerebrados. Sin embargo, y he aquí la paradoja, nunca hemos tenido la solución a nuestros problemas más al alcance de nuestras manos que hoy. La información, es poder, y sólo existe una alternativa a la evolución: La involución, que degeneraría en la destrucción y la consecuente desaparición de nuestra raza, o como mínimo, la muerte del hombre libre.




No se puede dejar de lado la biología solo porque el ser humano razone. Puede que incluso la moral quede supeditada a lo biológico en más aspectos de los que pensamos, y, aunque su influencia sea mínima, en una primera reacción ante un estímulo puede determinar o terminar por configurar una determinada personalidad y por tanto, una determinada conducta; que nuestro comportamiento sea una mezcla entre genes (la parte que no controlamos) y medio ambiente (en el caso humano, la economía, la política, los mercados, el paro, el desamor, la pérdida, la industria, la traición, los celos, la envidia…) no es para nada descabellado. Sobre si la cultura o la moral imperantes en una sociedad pueden o no superar la influencia genética, es algo que se está empezando a fraguar actualmente ante esta consciencia global del daño que se está haciendo a la Tierra y sus habitantes. Solo el tiempo lo dirá, o quizá, la ciencia.


domingo, 8 de abril de 2012

El hombre cansado

Llego a España y observo y siento que a pesar de la crisis y la tiranía del capital y los constantes latigazos que inflige a la insulsa sociedad del bienestar, reinan la paz, la calma y la tranquilidad. El silencio de aquí, que debiera ser incómodo, actúa como un bálsamo para mí. La capital se encuentra vacía por el efecto descongestionador de la Semana Santa. Contrasta, aún más si cabe, con el ruido y el ajetreo constante de la India. Lo primero que hago es abrir la prensa oficial, para ojear con desgana la actualidad mutante del gobierno, déficit,  reformas y demás monótona prensa comecocos, antes de leer con un tristemente morboso y resignado interés, como un jubilado griego de 77 años de edad y de nombre Christulas, ha puesto fin a sus días abriéndose la tapa de los sesos de un disparo en la sien, en la concurrida y simbólica plaza de Sintgama a primera hora de la mañana del miércoles 4 de abril. Fue el último y heróico acto de protesta de un hombre en las postrimerías de su vida. También fue un último, desesperado y claro intento por incitar a una juventud, cuyas vidas parecen estar cada día más comprometidas por una realidad y un futuro a todas luces esclavo y sometido ante los dictados del capital, a emprender la lucha armada contra el sistema instaurado por los financieros y los políticos:


"Dado que tengo ya una edad que no me permite recurrir a la fuerza, y a fe que si un griego agarrara un Kaláshnikov, yo sería el segundo en hacerlo, no encuentro otra solución que un final digno antes de empezar a rebuscar comida entre la basura"


Y yo me pregunto si habrá servido de algo su muerte, o si sólo habrá consolidado aún más el conformismo instalado en el subconsciente del ciudadano corriente, amedrentado como está por el influjo de los medios de comunicación desde hace décadas. Acostumbrado ya, a que otros decidan por él. A que otros, piensen por él. A que el dinero y la banca, coaccionen su vida. También me pregunto, si no formo yo también parte de esa masa acallada y conformista, que prefiere ya mirar hacia otro lado dejándose llevar por una corriente imparable, cansado y rendido ante la evidencia del escaso margen de acción con el que contamos. De lo que no hay duda es de una cosa, y es de que somos despreciables y merecemos lo que tenemos. Por cobardes.


Grande El Roto, como siempre.

martes, 3 de abril de 2012

El lado oscuro de India

Que no os engañen, la india hace tiempo que perdió su espiritualidad, si es que alguna vez la tuvo. Verdad es que la gente es afable, respetuosa, encantadora, cercana y muy familiar, pero bajo esa falsa apariencia de exagerada cortesía, casi siempre, se esconde una devoción aun mucho mayor por el dinero. En efecto, por encima de shivas, hanuman y demás dioses indios, reina la corrupta rupia. La codicia y la fiebre por poseer estos mugrientos billetes no tiene límites. Todo el país se ha convertido en un inmenso mercadillo que va desde las sedas mas lujosamente enhebradas, hasta los vendedores de chay y cacahuetes de las estaciones de tren. Todo ello al grito de Allo! Allo! Yes Sir?. No digamos ya los Sadhus o Babas, venerados también por su austera existencia y su mística sabiduría; el 95% no hacen otra cosa que tenderte la mano para pedir dinero. Es verdaderamente, triste.




Unido a ello, nos encontramos un parque temático, que poco tiene que ofrecer una vez ha sido degustada su atracción principal, es decir, el todo. Porque este "todo", se repite por doquier, conformando una realidad que termina por agobiar y cansar. Templos, callejuelas con encanto, divertidos monos, bazares multicolores cuajados de textiles, especias y bisuterías, niños y viejecitas entrañables y sonrientes, comida a bajo precio..todo a bajo precio.., si, de acuerdo, pero la oferta es escasa, y exceptuando ciertos matices, como decía, es repetitiva. Si a todo ello le añadimos la terrible contaminación, que llega hasta ahogar en algunas ciudades, el insoportable trafico, tanto por el ruido de los infernales cláxones que nunca cesan de pitar, como por el toxico y mareante bullicio que genera, y la pesadilla que suponen los eternos desplazamientos en trenes y autobuses abarrotados y sucios (alrededor de 216 horas acumulan mis maltrechos huesos en estos medios de transporte), así como las largas esperas en las estaciones, la India, deja pronto de ser un paraíso, para convertirse en un infierno. Y digo esto, sin contar con los contratiempos, las mas que probables diarreas, los mosquitos, los malos olores, la basura callejera y, como no, la presencia de aquellos que intentan sacarte los cuartos o sencillamente la de aquellos pesados que buscan conversación, seguramente por mero aburrimiento, y son incapaces de ver un blanco sin cerrar la boca. Todo ello, claro, empeora si uno viaja de mochilero y con un presupuesto ajustado, que es a mi modo de ver, la manera mas autentica de experimentar este lugar.


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Por otra parte, la cultura emergente es no sólo cutre, sino patética, y una copia sin filtros del capitalismo corporativo occidental. Basta con encender la televisión para sufrir el bombardeo constante e implacable de anuncios consumistas, películas Made in Bollywood sencillamente lamentables, canciones de moda infumables o multitud  de engreídos y endiosados gurús de pacotilla, soltando estúpidas charlas que las multitudes siguen enfervorizadas en templos o pabellones. Además, parece haber 4 o 5 modelos y pseudoactores elegidos al dedillo, que aparecen en la pequeña pantalla copando protagonismo una y otra vez, anuncio si, anuncio también. Una especie de dioses medianamente guap@s y con cuerpos esculturales, creados de la nada, con objeto de mantener a la ingente masa en la inopia y con la baba colgando. No es difícil de imaginar el daño que toda esta marea está infligiendo a la vieja india, consolidando la nueva, capitalista y superficial realidad que va tomando forma en una sociedad con profundos problemas y crecientes desigualdades. Además, cuando uno ve la realidad a pie de calle, se pregunta que porcentaje de la población india sera capaz de llevar el tren de vida que vomitan los MassMedia a todas horas. Un utópico tren de vida. Deben de ser del orden de un 1%, currantes a sueldo en las grandes compañías, que vivirán ahogados en un mar de letras en los barrios medianamente ricos de Mumbai. El resto, se contentan con tener un Nokia con la memoria cargada de extenuantes canciones, con las cuales van atronando por todas partes a todo volumen, y los mas afortunados, con una moto Honda Hero o Royal Enfield, con la cual recorren kilómetros de calle sorteando Rickshaws, perros famélicos y turistas despistados como monigotes.


John Abraham, el nuevo y denteroso sex symbol e ídolo de masas. Otro vendido que nos encontramos hasta en la sopa...


Dicho esto, la India esta bien, es divertida, entretenida, curiosa, siempre que se tome con moderación y con mucha paciencia. De lo contrario abstenerse, porque termina agotando. Estamos ante un país emergente que se consume como la marabunta a una velocidad atroz, y una víctima más del desarrollismo corporativo y desigual. Otra cosa, si buscáis naturaleza virgen, buenas playas y cielos limpios y despejados, tampoco tendreis demasiada suerte, a no ser que os perdáis en el desierto de Rajasthan y os licuéis como un polo, o decidáis marchar al norte, muy cerquita de las montañas. Lo único que veréis, en su defecto, son cielos grisáceos y árboles mortecinos con las hojas cubiertas de polvo.