miércoles, 18 de diciembre de 2013

Los Héroes del fin del mundo

Marruecos. A escasos kilómetros del famoso vallado que separa Melilla y el primer mundo del polvo y la arena africana, un grupo de hombres se refugia en precarios asentamientos improvisados en los pinares del monte Gurugú. Tratan de sobrevivir, apoyándose fraternalmente, los unos a los otros,  mientras esperan una oportunidad. Aguardan el momento adecuado, tal vez la oscuridad de la noche que, unida al factor sorpresa, sea suficiente para burlar la seguridad y saltar en masa al otro lado del perímetro fronterizo, no sin antes dejarse, como mínimo, unas pocas ronchas de piel y carne adheridas a las afiladas cuchillas que a modo de infernal embudo, rematan las metálicas vallas en su parte más elevada. Sueñan con la esperanza de lograr un futuro mejor, no sólo para ellos, sino para sus familias. Familias que dejaron atrás y que les esperan sumidas en abúlico e incierto letargo, a miles de kilómetros de distancia, sumidas en la miseria de alguna aldea o barriada urbana del empobrecido continente negro. 


"Aunque pongan 10.000 soldados no van a pararnos. Ya estamos muertos, sin futuro, sin vida"


Hasta hace poco, llegaban por centenares todas las semanas. Ahora, lo hacen por miles. La última oleada, hace dos días. Son emigrantes subsaharianos, y cada cual, tiene su propia historia y su propio drama. A su favor, cuentan con la fortaleza de la juventud, la férrea voluntad que les proporciona un estómago vacío, y la certeza de que nada tienen ya que perder, excepto la vida. En contra, les esperan las concertinas y una desmesurada violencia policial a ambos lados de la valla. La guardia civil no especula cuando se trata de amedrentar a estos valientes, la policía y el ejército marroquí, tampoco. Las tremendas heridas que lucen sin perder un gramo de dignidad, así lo atestiguan, y son el resultado de golpes propinados con hiriente saña mediante el uso de bates, barras de hierro e incluso mazas.


Apenas 3000 personas han visto este vídeo


Es tal la magnitud de algunas lesiones, que a veces se dejan la vida en el intento. Muchos, sin embargo, consiguen cruzar, pero la mayoría terminan siendo pillados y devueltos a la triste realidad que les vió nacer. A los más afortunados, los vemos en cualquier estación de metro, plaza o parque público de cualquier ciudad peninsular, cargando sus sábanas repletas de chismes inútiles, bisutería, camisetas, calzoncillos o CDs, que tratan de vender desesperadamente para hacerse con un puñado de euros. También aquí, son hostigados por la policía a todas horas, sin apenas tregua, sin cuartel, día y noche.


Las concertinas llevan desangrando vidas desde 2005, y nada indica que vayan a desaparecer


Son los hijos de la injusticia y del abuso, de la lacra de un sistema abyecto que sustenta el bienestar del norte en la depravación del sur. Son los hijos de la abusiva y odiosa deuda externa impuesta por los países "civilizados", el ignominioso FMI y el Banco Mundial. Lo irónico de todo esto, es que somos nosotros quienes deberíamos de estar en deuda con ellos, y sin embargo, les miramos con desprecio e incómoda perturbación. Para mi, son auténticos héroes, todos y cada uno de ellos. Sin excepción. Y merecen mi mayor respeto y la mayor de mis devociones.




 Las Confesiones de la Vergüenza


"Creía que en Europa no pasaría esto, creía que la policía de Europa era otra cosa, pero después de ver a la guardia civil me pregunto ¿España es un país democrático?, ¿son los jefes del gobierno los que ordenan pegar hasta matar o son los propios militares de la guardia civil?"  

E.G, Camerún


"En lugar de escucharme, una de las veces, un guardia civil con barba, uno mayor que parece jefe, sacó su arma, me habían desnudado y yo tenía mucho frío porque era de noche y había pasado nadando, con la pistola me apuntó a la cabeza y me puso de rodillas. Me dijo que ese era el único asilo que encontraría allí, la muerte. Sabes podría reconocer a ese guardia civil hasta en el infierno, pero nunca tendré el derecho a defenderme. Ahora sé que si hubiese querido matarme podría haberlo hecho con total impunidad” 

 M.L, Congo

“Salí de mi país que está en guerra con todos los dientes. Los mantuve por todo África y una noche un guardia civil me los rompió con su porra. Siete dientes, siete que perdí en Europa, lo peor es que te hacen perder la dignidad, después se ríen llamándote moreno. No quiero hablar más, ¿es qué alguien no va a hacer algo contra los asesinos?” 

 L.D, Costa de Marfil



martes, 17 de diciembre de 2013

Gallardón, el Sheriff herido

El Ministro de Justicia, Don Alberto Ruiz-Gallardón, se ha roto dos costillas al precipitarse por las escaleras de su vivienda, cuando se disponía a sacar de paseo a sus perros. La noticia ha causado furor en las redes sociales y en la prensa escrita, en especial en el bilderberiano diario de mayor tirada nacional “El País”, en el que el ingente número de comentarios censurados ayer tarde por el moderador de turno ante tan penoso acontecimiento,  manifestaba a las claras el enorme cariño que le profesa la ciudadanía.


El Sheriff Gallardo


Me pregunto que habrá pensado su eminencia, ilustre creador del polémico “Tasazo” que garantiza la justicia para todos (los de su pudiente calaña, obviamente), al rodar peldaños abajo. Quizá haya pensado en su hijo ebrio, minutos antes de estampar el flamante Audi A8 de papá en una farola, o tal vez en todos los que nos comemos kilómetros de tedioso transitar por medio Madrid soterrado a velocidades ridículas y controladas con radares puramente recaudatorios, o a lo mejor, aunque lo dudo, en la víctima mortal que provocó el kamikaze de Valencia al cual su excelencia decidió indultar a principios de año. Aunque, más que saber en qué pensó, ya que probablemente no pensó en nada dada la funesta interconexión neuronal de su pobre materia gris, interesa saber cómo y por qué cayó.


Los túneles del infierno, un regalo envenenado de 12.000 millones de euros del Sheriff justiciero, antes Marshall de Madrid, que dejó en quiebra las arcas municipales y que ahora pagamos todos, nos guste o no, en forma de abusivas multas recaudatorias, parkímetros, IBIs y tasas de basura desorbitadas.


Personalmente, soy un gran amante de los animales, en especial del mejor amigo del hombre, el perro. Teniendo en cuenta la nobleza y pureza espiritual  de los cánidos, resulta difícil creer que le tengan el más mínimo cariño a este personaje, que hace gala de una peligrosa  ausencia de empatía y  una frialdad y opacidad emocional importante, capaz de congelar con un pedo su escaño en el Congreso. Así que me inclino a pensar y casi a desear que, descartando el clásico resbalón, fuesen estos pobres animales los que, hartos de compartir vida y compañía con su odioso amo, decidiesen tomar la justicia por su cuenta mediante formidable arreón-tirón, con vistas a terminar así con años de interminable e insoportable cautiverio, ajusticiando a su vez al mayor justiciero del reino.


El Sheriff con su perra "Olimpia". La desaprobación del animal parece indiscutible.


Sin embargo, como no creo en la maldad o en la malicia animal, atributos sólo atribuibles  a un ser infinitamente peor, que es el hombre, concluyo que fueron otras fuerzas naturales y cósmicas las responsables del, por el vulgo, celebrado accidente. Responsabilidad que cae en primera instancia sobre el propio damnificado, pues no debemos olvidar que la ley de la causa y el efecto, más conocida como Ley del Karma, termina poniendo a cada cual en el lugar que le corresponde, en función de sus actos e intencionalidad oculta. Que tomen nota pues los demás integrantes Populares de la cúpula del peor partido que ha visto la luz en siglos, pues si en agosto fue la delegada de gobierno en la capital, la señora Cifuentes, la primera en caer arrollada (de su moto) en pleno Paseo de la Castellana, esto es un suma y sigue,  y pronto les tocará el turno a los demás.


Activistas femen irrumpen en el congreso para mostrar su disconformidad con la polémica ley del aborto. ¿Aborto es sagrado?, repetía confuso el Sheriff.


Por lo tanto, si en los próximos días, semanas o meses, nos enteramos de que al señor Montoro, por poner un ejemplo,  se le ha atragantado una espina de bacalao en la garganta, o al señor Morenés, ese oscuro y sórdido personaje que ocupa el cargo de ministro de defensa, le ha estallado una granada de mano en la cara en una de sus malditas fábricas o industrias de armamento, no debería de sorprendernos lo más mínimo.



La fiesta de la "democracia" el pasado 6 de diciembre. Un baile de demonios en toda regla.


Y es que los ángeles existen, y aunque no lo sepamos o no lo creamos, velan por todos nosotros, del mismo modo que los demonios tratan también de jodernos la vida cada día, transmutándose en energúmenos como los que tenemos actualmente en el poder.

domingo, 15 de diciembre de 2013

14D: Bochorno en Madrid

8 de la tarde, Plaza de Neptuno. Nueva convocatoria de la Coordinadora 25s para Rodear el Congreso en respuesta a la Ley Mordaza o "Ley Fernández" y, de nuevo, la misma escasa afluencia de gente a una manifestación, con la que está cayendo en este país de mierda. Una hora después de la convocatoria del acto (19:00h), tan sólo el Paseo del Prado desde Cibeles y con dirección a Atocha permanece cortado al tráfico, lo cual pone de manifiesto la poquísima gente que hay reunida ante el grotesco vallado policial en la Carrera de San Jerónimo. En ese momento, siento una frustración importante y la consiguiente mezcla de asco y rechazo hacia la lobotomizada ciudadanía de este país de pacotilla, incapaz de reacción alguna, ni siquiera en los albores de una dictadura con claro tinte franquista, cuya ideología política permanece hoy más viva que nunca entre los sátrapas que actualmente ostentan el poder por estos lares. 


Activista Femen mostrando en Neptuno su repulsa a las políticas neoliberales del actual régimen parlamentario dictatorial heredado de nuestra funesta transición.


A punto estaba de abandonar el lugar, cuando de pronto, presa de la indignación, la impotencia y la rabia contenida, el grueso de manifestantes, unas 2000 personas, abandonaba el lugar entre gritos y petardazos con dirección a Cibeles, más tarde Sol y Carretas y, finalmente, la calle Atocha, con la intención de rodear el congreso. Y digo finalmente la calle Atocha, porque ha sido en las inmediaciones donde ha tenido lugar una batalla campal entre los perros de presa del régimen (desproporcionada cifra de 1300 antidisturbios movilizados para la ocasión) y una ciudadanía cada vez más desesperada que empieza a comprender que, con pacifismos, las cosas no tienen pinta de arreglarse un ápice.

Si la génesis de este nuevo brote de violencia ha sido cosa de los infiltrados, como viene siendo costumbre, o de indignados muy cabreados, no lo sé y probablemente nunca lo sepa, pero resulta a estas alturas de la película, del todo indiferente. El caso es que la ira y el malestar creciente de la ciudadanía se han hecho patentes, una vez más, en la tarde-noche de hoy y con toda la legitimidad del mundo. El resultado, un coche de policía municipal zarandeado y posteriormente destrozado a palazos con los agentes en el interior, algunas quemas de contenedores y una lluvia de botellazos a las unidades UIP, previo vuelque de un contenedor de vidrio, que era contestado a duras penas por pelotazos de goma, cargas intimidatorias y algún que otro porrazo. Media hora antes, un grupo de 6 policías que intentaban detener a un fotógrafo tirándole al suelo, a punto han estado de ser linchados cuando se han visto rodeados y atrapados en Sol por una turba de gente con los ánimos encrespados. Han salido indemnes por poco.




Nada de esto hubiese sucedido, si los mierdas de descerebrados policías no hubiesen intervenido cortando la calle súbitamente, para impedir el tránsito de las, en ese momento, casi 5000 personas que trataban de llegar hasta el congreso rodeando todo un perímetro de la ciudad que permanecía vallado y que, para vergüenza de turistas y visitantes a la capital, lleva ya montado más de un año y medio en los aledaños de la "Cámara" de nuestra ilustre y degenerada casta de cleptómanos que, con total  y desvergonzada impunidad, se hacen llamar diputados. Quede claro pues de una vez, que si alguien incita a la violencia son los monos vestidos de azul a sueldo del Cártel Bancario.







Sin embargo, el bochorno, o más bien la vergüenza ajena, patetismo o como se quiera llamar, ha sido que todo este espectáculo dantesco, todo este caos justo y necesario, ha tenido como escenario un Madrid aborregado y sumido en pleno bullicio navideño, en un total y repugnante frenesí consumista que evidencia el talón de Aquiles de una sociedad podrida y profundamente capitalista en sus cimientos. Una sociedad abúlica, resignada, que pasa de todo y de todos, que sale en masa a dejarse los pocos euros que le queda tras el robo institucional al que se ve sometida a diario. Ha sido en ese ambiente de luces de navidad, comercios, bares y terrazas abarrotadas de gente, en el que, al menos durante un buen rato, también se han ondeado banderas y agitado pancartas, reproducido los clásicos empujones, las carreras,  los pitidos de vehículos y autobuseros desesperados y el griterío ensordecedor de la muchedumbre soltando sapos y culebras y proclamas revolucionarias con toda la energía de la que eran capaces sus cuerdas vocales.


Dicen que la violencia no arregla nada, pero se convierte en legítima cuando el derecho de manifestación queda abortado por las fuerzas del orden de un régimen corrupto, antidemocrático e igualmente violento


Las caras de la peña, la ingente mayoría de personas pasotas y anestesiadas por no se sabe que oscuro y extraño sortilegio de cabalísticos brujos, eran un poema. De pronto se veían envueltos en una guerra ajena que hasta entonces parecía lejana y librada por los tres o cuatro perroflautas de siempre. Pero esta vez, las cosas eran muy diferentes. Los rostros eran de miedo y preocupación, incertidumbre e inseguridad, como si de pronto hubiesen sido expulsados a la fuerza del sueño perpetuo en el que parecen dormitar despreocupados. Se oían, también, llantos de niños asustados, que no entendían nada y se agarraban con fuerza a los abrigos de sus anonadados progenitores o bien a las bolsas llenas de mercaderías que estos portaban a manos llenas. Al tiempo, entre toda esta frenética algarabía, se escuchaban algunas voces y frases reprobatorias como "Qué vergüenza" o "Qué asco de país, qué asco de país, a ver si viene un tornado y nos barre del mapa"


El lanzamiento de botellas contra un ejército de pretorianos ataviados con escudos, cascos y armas de fuego, sigue sin ser una lucha de igual a igual.


He de reconocer, salvo el ver a los niños llorar, que por todo lo demás he sentido una enorme y grata satisfacción en ese momento, porque parece que si no es así, esta legión de zombies incapaces que puebla las calles de Madrid no despierta ni a la de tres, ni a la de cuatro. Y ya va siendo hora de que el pueblo despierte a la realidad, por dura que sea, y se deje de mamonadas y estupideces, porque lo que está ocurriendo acabará por hacer explotar las burbujas en las que muchos se refugian creyéndose invulnerables. El tiempo se agota y el Nuevo Orden Mundial que pretenden imponer los facinerosos no es ningún cuento de hadas. Es una pesadilla. Y es real.


El caos se apodera del centro de Madrid, mientras miles de personas asisten asustadizas y a la fuerza al nuevo, aunque pasajero, statu quo capitalino...


Por lo demás, parece que esta forma de manifestación "móvil" es mucho más efectiva que quedarse criando malvas en Neptuno, esperando a que los innombrables se ceben a placer. No sólo provoca descoordinación y nervios en los antidisturbios, sino que además aumenta el volumen de la masa y es una terapia de choque formidable para la inmensa mayoría de los ciudadanos, "Los Silenciosos de Rajoy", que sólo saben comprar patochadas, chatear con sus teléfonos móviles y facebooks, visionar partidos de fútbol y en definitiva, poner el culo para ser sodomizados día sí y día también. Vaya pues mi más enérgico desprecio a ambas partes, pero también un abrazo fraternal a todos aquellos que hoy han salido a la calle a protestar, de una forma u otra, por los derechos de todos. La lucha sigue.





miércoles, 11 de diciembre de 2013

Arturo Pérez-Reverte, el hombre

Por azar o por inconsciente y rabiosa búsqueda de la verdad, me he ido a topar hoy con uno de los escritores más prolíficos y brillantes de este pútrido país y de nuestro tiránico y globalizado mundo. Es además aquél al que probablemente más admiro, por su fuerza narrativa cuando destila realismo sucio por los cuatro costados, por su sensatez y mala uva a la hora de describir a la infame sociedad compuesta por hombres derrotados que nos rodea por doquier o, por su clarividencia, cuando de destripar razonadamente se trata, a la sucia, hipócrita, vil e ilustre degeneración de delincuentes y facinerosos que dicen gobernar para el pueblo, pero sólo lo hacen para sus bolsillos, en un ejercicio de insano y maloliente ego enmarcado en la peor de las dictaduras.

Una dictadura virtual pero cada vez más corpórea, que engaña con descaro y alevosía disfrazándose de burda democracia. Democracia que reside en los mercados y en la macroeconomía de la bolsa y los rapaces de altos vuelos que sé nutren de su fruto especulativo arrasando el mundo . Democracia que convierte a los hombres en productos que consumen y repiten, a los cuales se les extrae toda energía, inocencia y sana motivación casi desde que abandonan el biberón, para ser insertados en el programa mental y educativo, como si de meras piezas se tratase, en este implacable y monstruoso sistema regido por la única ley del capital, la usura y el beneficio. Democracia, al fin y al cabo, que ni está pero ya tampoco y cada vez menos, se la espera.




Pérez-Reverte y Jordi Évole, dos grandes del periodismo libre cara a cara


Este escritor es Arturo Perez Reverte, un hombre de verdad, arriesgado trotamundos, y escritor sin igual. Un tipo que, sin pelos en la lengua, llevaba avisando de la actual amenaza que se cierne sobre la humanidad, desde finales de los ya lejanos años 90. Un francotirador del sistema imperante. Un señor que llamó a los 5 millones y medio de parados "Cinco millones y medio de cobardes" (con toda la razón del mundo), capaz de ver la viga en ojo propio en un ejercicio de dura introspección de las miserias y la zafiedad del pueblo español, y que no duda en culpabilizar también a éste, de sus propias penurias y de su propio infortunio. Un señor que tiene mi más absoluta admiración, no sólo por la sutil cirugía social que atesora su infinita y genial prosa, si no por las carcajadas que me provoca su lectura y en definitiva, por erigirse en adalid del raciocinio, del buen gusto y del sentido común. 

En su blog "Patente de Corso" http://www.perezreverte.com/prensa/patentes-corso/, encontraréis pequeñas joyas de su talento, pero también de ese desprecio, esa ira y ese alivio que debe de experimentar cada vez que se pone a escribir acerca de la pesadilla actual en la que de momento vivimos y pronto, sólo sobreviviremos, tanto los lúcidos de mente como aquellos que no lo son. No conozco a Pérez-Reverte en persona, pero por encima de gran escritor, que lo es, este señor lo que me parece, es persona. Y eso, ya es mucho pedir hoy en día. Siempre recordaré una frase de una buena amiga que conocí durante mi estancia en Jandía el mes pasado, que decía que "cada vez es mas difícil encontrar personas bajo tantos escombros".No la olvidaré, ya que desgraciadamente, no deja de ser cierta

Aquí, uno de sus últimos artículos:


El Perro Antisistema

Tengo la foto delante, mientras tecleo esto. Y me encanta. Ha sido tomada en una calle de Atenas, pero podría haber ocurrido en cualquier lugar de Europa; o, al menos, en no importa qué lugar de la Europa indignada, furiosa, que en los últimos tiempos, harta de tanto cuento, tanto recorte y tanta indecencia oficial, se echa a la calle, cada vez con más energía, para ajustar cuentas, o intentarlo, con la clase política y financiera: con los responsables últimos -los primeros, tampoco hay que olvidarlo, somos nosotros mismos- de la trampa siniestra en la que desde hace tiempo estamos metidos. Para escupir con dureza en la cara de esa casta desvergonzada, intocable en sus infames privilegios, que ha hecho de nuestras vidas su negocio y de Bruselas su criminal coartada.

La imagen tiene mucha fuerza. Muestra la primera línea de una manifestación violenta, de ésas con lanzamiento de piedras, barricadas y contenedores de basura incendiados. Está tomada de frente, desde el lado de la policía, abarcando el despliegue de manifestantes que se enfrentan a los antidisturbios: pañuelos cubriendo la cara, pasamontañas, cascos de motorista, sudaderas de felpa con la capucha subida. Algunos, prevenidos hasta lo profesional, llevan máscaras antigás, y al fondo tremolan algunas banderas rojas. El suelo entre ellos y los policías está alfombrado de piedras y trozos de ladrillo que acaban de volar por los aires. En realidad es una foto de guerra, pienso al mirarla. De esta otra guerra cercana, fruto natural de tantas mentiras, incompetencia, latrocinios e injusticias, que hace tiempo estalló en nuestras ciudades y corazones, y que canallas encorbatados se esfuerzan en negar, en desmentir, con sonrisas hipócritas, retórica imbécil y palabras huecas que a pocos lúcidos engañan.

Lukánikos

El perro está en esa primera línea. Es un chucho de pelaje dorado y hocico flaco, y sin duda su amo es alguno de los manifestantes que, más próximos a él, se enfrentan a los policías: no sé si el que lleva puesto un casco de motorista o el que, a la izquierda de la imagen, se mueve medio agachado con una máscara antigás ocultándole el rostro y una bandera roja recogida en la mano. El perro está casi entre ambos, también en movimiento, abiertas las patas para plantarlas con coraje en el suelo, algo adelantada una de ellas, subidas las orejas por efecto de la acción. Le ciñe el cuello algo oscuro, que parece un collar o uno de esos pañuelos perroflautas tipo John Wayne. Y mira con resuelta atención hacia donde miran los hombres que están a su lado, entreabierta la boca como para un gruñido o un ladrido de cólera. No parece asustado en absoluto por el tumulto, ni intimidado con el estruendo de los pelotazos de la policía y los gritos de los manifestantes. Está allí, valeroso, firme, corriendo leal junto a su amo, dando la cara en plena refriega como dispuesto, también él, a abalanzarse contra las barreras de la ley y el orden establecidas por los de siempre.
Uno tiene el lacrimal reacio, a estas alturas. Sin embargo, o quizá por eso, consuela comprobar que todavía hay cosas que te remueven otras cosas por dentro. La estampa de ese perro decidido, fiel, enfrentado a la policía sin abandonar a su amo en plena refriega, es una de ellas. Lo miro en la foto y, mientras sonrío, se me ocurre que quizá no esté ahí sólo por eso. A su manera, sin saberlo, puede que ese chucho también libre su propia guerra antisistema. Batiéndose no sólo por su amo, sino por sí mismo. Por sus colegas: cachorrillos regalos de Navidad que meses más tarde acabarán abandonados en una cuneta; por los perros maltratados, apaleados hasta morir por canallas sin conciencia; por los que acaban ahorcados en el monte cuando son viejos, arrojados vivos a un pozo o liquidados de un escopetazo; por los que enloquecen amarrados con dos metros de cadena o mueren de hambre y sed; por los que son sacrificados sin necesidad pudiendo salvarse; por los que nadie reclama y acaban deslizando su sombra por el corredor de la muerte; por los que infames sin escrúpulos utilizan en peleas clandestinas donde se juegan enormes cantidades de dinero; por esos perrillos drogados que, ante la pasividad de las autoridades, algunos mendigos utilizan para mover a piedad y luego se desembarazan oscuramente de ellos... Y sí. Miro la foto del perro antisistema que se enfrenta a la policía en una calle de Atenas y concluyo que tal vez también él tenga cuentas propias que ajustar. Y que todo será más noble y luminoso mientras junto a un hombre que lucha haya un buen perro valiente.    

Arturo Pérez-Reverte,  XLSemanal - 18/11/2013

martes, 3 de diciembre de 2013

Rodea el Congreso 14D: Manifiesto

Hola ciudadano, has de saber que:

Más peligroso que el robo y la corrupcion generalizada de la clase política, el deterioro de un sistema capitalista e inhumano al servicio de una minoría desalmada, el paro y la precariedad laboral impuesto por un nuevo orden socioeconómico corporativo y tecnofeudalista…

... Más peligroso que el fascismo financiero, el estado policial actual, el aumento de la delincuencia, los problemas derivados del deterioro ambiental y la contaminación, el aumento de la drogadicción y las enfermedades mentales cada vez a edades mas tempranas…

... Más peligroso que todo esto, que lo es y mucho, lo son: La resignación, la abulia, el pasotismo, la alienación y en definitiva la inacción que hoy en día prevalecen en nuestra triste sociedad.






Es este “virus” y no otro, la principal baza con la que cuenta el sistema capitalista para mantener el “status quo” actual y así seguir poco a poco con un proceso que termina pulverizando la libertad, el sentido común y la vida. Un sistema insensible, frío y manipulador, que basa su funcionamiento en el enfermizo binomio de la deuda y el beneficio. Un sistema inventado por y para los ricos, que desecha al 95% restante de la población. Un sistema que quiere esclavos, y no hombres libres, a muy corto plazo.

Si crees que lo que está sucediendo no solo en este país, sino en todo el planeta por el mal conocido como Globalización es injusto, suicida y atenta contra los principios fundamentales de la libertad humana, y todavía piensas que no puedes hacer nada a nivel colectivo  por evitarlo, estas equivocado.

La última herramienta que nos queda ya no son las urnas, pues la democracia ha resultado ser un engaño y una falacia absoluta y la realidad es la de una Dictadura Parlamentaria en toda regla (listas cerradas, bipartidismo, dependencia del poder judicial, incumplimiento del programa electoral, etc…). Sin embargo aún queda la calle, aunque  el tiempo se está agotando: La nueva Ley de Seguridad que el gobierno pretende ratificar a principios de 2014, es probablemente un golpe definitivo al derecho de manifestacion y expresión de un pueblo cada día mas anestesiado, vapuleado y ninguneado. 

Por eso, y por mucho mas, sería buena tu presencia el 14 de diciembre de 2013 en Neptuno. Porque 2000 personas no cambian el estado actual de las cosas, pero en Madrid vivimos más de 6 millones.




Acude no sólo por los que más lo necesitan, sino por tu futuro y el de tus hijos y sobretodo, por solidaridad y por dignidad propia. Recuerda que es tu propio miedo el arma con la que juega el poder en la sombra para hacerse cada día más implacable. La unión hace la fuerza. Juntos seremos invencibles.