domingo, 8 de mayo de 2011

Madrid oscuro

Hacía tiempo que no me impactaba de forma tan negativa una salida nocturna. Debo decir, que lo que pude ver anoche, comienza a adentrarse peligrosamente en la parcela de lo tétrico y lo siniestro, de la decadencia y la miseria humana, reflejo de una sociedad corrompida y enferma. La calle Gran Vía y sus aledaños, a altas horas de la madrugada, se han convertido en una cloaca, una ciénaga hedionda en la que pululan bichos de toda clase. Abundan como digo, todo tipo de seres que parecen no haber despertado aún a la vida y a la luz del sol, haciendo gala de sus más bajos y sucios instintos, en una sinfonía de podredumbre callejera y triste obscurantismo. Macarras, chulos, prostitutas, yonkis, borrachos, maleantes...la lista es sórdida e interminable, e incluye a la propia juventud, desnortada y aborregada, que termina de conformar una masa impersonal que se arrastra estupidamente bajo el efecto de todo tipo de drogas.

He visto muchos centros urbanos de noche, aquí en España y en el extranjero, pero el madrileño se lleva la palma por su sucia singularidad. A veces, uno tiene la sensación de estar paseando por los interiores de un camerino de circo ambulante lleno de payasos, tal es el grado de inmadurez e inconsciencia colectiva reinante. Ayer, y contra mi voluntad, por hacerle un favor a un inocente amigo mío que no sabía donde se metía, acabé en la puerta, que no dentro, de uno de los peores antros que he visto en los años que llevo saliendo: Reina Bruja. No tengo calificativos para definir la calaña de gente que se arremolinaba en torno a la entrada, y la atmósfera de delincuencia y peligrosidad que dominaban las energías del lugar, energías oscuras y de baja densidad, que se extendían invisibles, impregnando con un inquietante manto oscuro casi toda la calle en la que se encuentra este agujero.

Sólo decir que opté por no mirar a nadie a la cara, no por miedo, sino por prudencia, tristeza y asco. Esto es sólo un ejemplo, basta con darse un garbeo para cerciorarse de que no estamos ante una excepción. La homogeinización de lo cutre y cochambroso es general. Barrios enteros cómo Huertas, Alonso Martinez o Moncloa, han ido perdiendo progresivamente su original esencia con el paso de los años, y hoy en día están igualmente infectados. Es sorprendente, ver como la noche constituye un fiel reflejo social de un sistema abyecto, que entraña desesperados y violentos zombies despojados de toda humanidad. Como dijo el bueno de Travis, algun día caerá una verdadera lluvia que limpiará las calles de tanta basura.


5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, es todo una bazofia y repugna simplemente pasear por esas asquerosas zonas, lo malo es que se está extendiendo de tal manera que llega un momento que es muy difícil encontrar sitios que merezcan la pena. Por cierto, el cabrón de tu amigo de inocente no tiene nada y siempre tiene la mala costumbre de llevarnos a sitios en los cuales solo hay gentuza y apestan a una mezcla de polla, huevos, higo y ojete. Saludos Canis Lupus.

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  2. así es, habia gran cantidad de orcos y trolls, tenía la espada dardo brillando como nunca. Afortundamanete no tuve que desenvainar

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  3. Antes iba mucho por la zona de la Gran Via, Huertas, ahora da igual por donde vayas. Te encontrarás a esa misma basura que has descrito, pero quizas la zona centro refleja claramente el precipicio social al que nos dirijimos. Un saludo

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  4. Cierto, fue algo como para filmarlo y mandarselo a almodovar, sacaria una pelicula de semejantes especies, fue algo degradante para nuestros sentidos, lo vivimos en persona tres amigos (el cuarto que entro no distinguia nada) y la verdad es que no podiamos articular palabra al presenciar semejantes panda de atrofiados mentales... en fin, a mi me recordaba a un capitulo de fragel rock, Saludos chicos.

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