miércoles, 26 de diciembre de 2012

Sin salida

A pesar de la entrada de ayer, en la que trataba de promover y aún confiaba en un cambio en la deriva de esta sociedad y del mundo en general, esta mañana, tras leer la prensa oficial y mis fuentes de información en la red, dar un paseo por la calle y tomarme un buen café, he llegado a la triste conclusión de que la causa está casi perdida y nada o poco puede hacerse ya por el hombre. El capitalismo se ha enraizado hasta la médula en el corazón de estos homínidos bípedos. La mediocridad y la indolencia de la gente, así como la práctica desaparición o quizá sólo pobre existencia de la espiritualidad genuinamente humana, son un hecho, porque el verdadero humano, escasea. La fuerza de la corriente es tal, que es prácticamente suicida tratar de nadar o luchar en su contra, además de crecer día a día en el mayor torrente de despropósito jamás visto o conocido por el hombre libre. Este hombre libre, al que llamo humano por la singularidad de sus valores, su sensibilidad innata y el elevado grado de consciencia que le caracteriza se encuentra, como digo, en extinción, en un mundo que cada vez se asemeja más a una prisión, a una cárcel o a un laberinto sin salida. 


  La calle Preciados, verdadero cortejo fúnebre de androides biológicos. No sé quien me da más asco, si este gobierno reaccionario y fascista y los artífices de esta crisis, o el pueblo sumiso, indolente y perfectamente lobotomizado, con espíritu revolucionario y transgresor cercano al valor 0.


La naturaleza retrocede, inexorablemente. Lo puro o virgen se corrompe, mientras que la homogeneización todo lo pervierte y lo empobrece. La estupidez y el embotamiento no cesan de crecer y el arquetipo social se consolida en sujetos previsibles, robóticos y aburridos. No atisbo esperanza alguna ni confío ya en la capacidad del hombre para salir de la ciénaga mental en la que se encuentra inmerso y en la que parece cocinarse a gusto. Desprecio profundamente el conjunto de la sociedad como ente metamórfico, por su condición de miserabilidad y vileza, la cual he dejado de considerar merecedora de cualquier tipo de ayuda o consejo, pues merecen la realidad que les acompaña y determina sus parcas existencias. El apocalipsis social, económico y ecológico ya ha comenzado, y será la naturaleza quien termine de poner las cosas en su sitio, algún día.




"La dominación perfecta es la que no se siente: Puede ser por adhesión a los valores dominantes o por resignación, y ahí los procesos de persuasión son fundamentales. Cuando fallan, se recurre a la coerción, pero los mejores sistemas de control son los que no necesitan del uso de la policía".

Manuel Castells, catedrático de sociología y urbanismo (Diciembre de  2012).



2 comentarios:

  1. Así es querido amigo, la batalla hace mucho tiempo que se perdió. Hemos incado la rodilla para no volver a levantarnos nunca mas.

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  2. Muy bueno, tron! Ácidas y estridentes verdades. Lo lamentable es que ni insultando conseguimos desborreguilizar.
    Pero yo no quisiera ser tan pesimista con respecto de las batallas. Bien es verdad que se están perdiendo batallas a diario (hoy se aprueba la ley de acompañamiento sanitario y tal), pero este cúmulo de atropellos políticos pueden ser la llave que vuelva a abrir el cajón de la memoria y nos haga renacer las verdaderas ganas de guerra; una guerra definitiva, unificada; y no esta disgregación escaramucera a la que nos obligan estos politicuchos.
    No desesperemos, al fin y al cabo si estamos compartiendo esto es que aún nos quedan esperanzas de cambio!!

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