domingo, 12 de enero de 2014

España se enciende


La calle Vitoria, anoche (Burgos).


Hoy es Burgos, pero mañana puede ser cualquier otra ciudad. Hoy, el motivo es el despilfarro económico de un absurdo e innecesario pero lucrativo parking (maquillado con la transformación de una calle en bulevar), con los deliberadamente ignorados perjuicios económicos que esta estúpida obra le ocasionaría a todo un barrio, pero mañana puede ser cualquier otra cosa, porque cada día todo empeora un poquito más, en una cuesta abajo desenfrenada y acelerante.  La situación está llegando al límite, y la causa, la conocemos todos, pero sólo unos pocos reaccionan, como de costumbre. La podredumbre moral que invade ayuntamientos, instituciones públicas y en general, todo el entramado que se ha montado, en teoría, para servir al ciudadano, es completamente nauseabunda e imposible de erradicar. Porque en la práctica, resulta que todo funciona literalmente al revés: se legisla y se decide en función del interés de una casta parasitaria y cleptómana, que ningunea al pueblo haciéndole objeto de mofa. Y de social, solidario y justo, no queda nada de nada. No queda nada, porque nos cuentan que no hay dinero, pero sin embargo siempre hay fajos de billetes disponibles para los caprichos de la élite, independientemente del sucio pedestal, por niveles, que esta ocupe.

Porque nos desprecian, como desprecian todo aquello que se enmarque dentro del sentido común, la empatía y el amor que no sea hacia ellos mismos, por mucho que se cansen y densifiquen más y más, cada vez que mienten con descaro o se les llena la sucia bocaza con bellas palabras de derechos para todos, democracia y libertad, devoradas estas por los gusanos que a buen seguro anidan en sus miasis bucales.


El villano alguacil de Burgos. No hay dinero para servicios sociales, pero si 13 millones para un proyectito que seguro llenará de jugosas prebendas los bolsillos de este infecto personaje, al tiempo que él y sus criminales secuaces, le joden la vida a 70.000 "despreciables vasallos"


De lo que si parece que va a haber, y mucho, es de tragedia, conflicto y ponzoña humana, regada además con miedo, desasosiego e incertidumbre absoluta. Muerto el dialogo y rotos los lazos con el poder, subyace lo único que les queda, las fuerzas de seguridad del estado, un engendro que lleva camino de convertirse en el cuerpo más vergonzoso y execrable que ha habido jamás en este país. Y es que sólo hay algo más despreciable que la injusticia repartida por los malhechores, promovida además en el ruinoso subconsciente colectivo (muchos les copian), y es el delito legal de aquellos que deberían proteger los intereses del pueblo, pero que sin embargo optan por aferrarse a ese poder que es ya, a todas luces, diabólico. Estos miserables que se hacen llamar policías, son la guardia pretoriana del régimen podrido y los cómplices directos de un ejercicio diario de saqueo, farsa y montaje, tras el que se amontonan millones de historias tristes de seres humanos sumidos en un infierno de pobreza y precariedad vital.


Pretorianos de postín, oteando el negro horizonte urbano de Gamonal.


Este país esta en decadencia absoluta. Ya no se le pueden poner más parches, ni se puede achicar el agua corrompida acumulada en sus sentinas. La mierda se desborda ciega y generosa, y todos o casi todos, nos estamos hundiendo y ahogando en ella, hasta que nos falte el aire. Y ese momento ya está llegando para muchos. España se descompone como el pellejo de un animal podrido perdido en un erial, pero el viento sopla cada vez más fuerte y, lo que ahora es brisa, muy pronto puede transmutarse en un formidable huracán revolucionario que se lleve todo este despropósito por delante. Porque del amor al odio hay un paso, pero del miedo a la ira, sólo medio. 

5 comentarios:

  1. ¿Sabes qué es lo bueno de esto? Que ya hemos tocado fondo. Tanto económica como socialmente. No podremos ir a peor sin luchar cada vez más, y eso es lo único que podrá sentar las famosas "bases de la recuperación". Eso sí, con derramamiento de sangre. A nadie le soluciona la vida que los ladrones devuelvan el dinero o pasen encerrados un par de años.

    Fuerza y Honor.

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que esto no es mas que un episodio aislado, una valvula de escape con que la masa social aborregada necesita desfogarse de tanto atraco y tanta mierda. Ya hace tiempo tendría que haber habido una gran explosión social como ésta pero a nivel general. Económicamente habremos tocado fondo, pero socialmente creo que no. Hay demasiada corrupción en el sistema como para creer que no iremos a peor. Creo que esto de Burgos debería de ser el detonante para iniciar un verdadero tifostio para que se acojonaran bien las autoridades y denunciaramos de una puta vez que ya está bien de tanto ladrón y tanto atraco a los derechos fundamentales de las personas. Veremos a ver lo que pasa pero creo que quedará en agua de borrajas.
    Un saludo y ánimo en la lucha.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La lucha general tiene que venir de episodios aislados. Algún día se juntarán dos o tres de estas en la misma semana y vendrá la buena. O eso me resigno a pensar, por no comerme los mocos.
      Fuerza y Honor.

      Eliminar
  3. Lo que tiene realmente valor en esta desobediencia vecinal no son los contenedores quemados ni el nivel de agresividad física sino el hecho de que los vecinos se hayan puesto de acuerdo para conocer qué planes tiene el ayuntamiento, a qué empresa le interesa lucrarse, y con qué consecuencias económicas y de infraestructura para ellos.

    Lo que tiene coherencia, cuerpo, de estas protestas, es la naturalidad con la que los vecinos asumen que SU calle de SU ciudad no se toca sin SU consentimiento sólo porque un cacique quiere enriquecerse más rascando de SU bolsillo. Es una ley elemental, exenta de complejas ideologías o baterías de reivindicaciones. "Sé lo que pasa: usted viene a robarme y yo no se lo pienso permitir."

    Y esto es la estructura atómica de la democracia, legítima en su simplicidad incontestable, abarcable, y por ello: eficaz. Los vecinos del barrio de Gamonal ya consiguieron parar otra sangría urbanística en su momento.

    Si cada grupo de vecinos tuvieran conciencia de que lo público lo PAGAN ELLOS y no dejaran que nadie les mangonease su acera, su calle, su aparcamiento, su centro de salud, su suelo, sus farolas... no harían falta un líder carismático ni una fuerza política revolucionaria.

    ResponderEliminar
  4. Lo que tiene realmente valor en esta desobediencia vecinal no son los contenedores quemados ni el nivel de agresividad física sino el hecho de que los vecinos se hayan puesto de acuerdo para conocer qué planes tiene el ayuntamiento, a qué empresa le interesa lucrarse, y con qué consecuencias económicas y de infraestructura para ellos.

    Lo que tiene coherencia, cuerpo, de estas protestas, es la naturalidad con la que los vecinos asumen que SU calle de SU ciudad no se toca sin SU consentimiento sólo porque un cacique quiere enriquecerse más rascando de SU bolsillo. Es una ley elemental, exenta de complejas ideologías o baterías de reivindicaciones. "Sé lo que pasa: usted viene a robarme y yo no se lo pienso permitir."

    Y esto es la estructura atómica de la democracia, legítima en su simplicidad incontestable, abarcable, y por ello: eficaz. Los vecinos del barrio de Gamonal ya consiguieron parar otra sangría urbanística en su momento.

    Si cada grupo de vecinos tuvieran conciencia de que lo público lo PAGAN ELLOS y no dejaran que nadie les mangonease su acera, su calle, su aparcamiento, su centro de salud, su suelo, sus farolas... no harían falta un líder carismático ni una fuerza política revolucionaria.

    ResponderEliminar