martes, 17 de julio de 2012

Madagascar y la extinción

Acabo de ver una de tantas noticias que aparecen cada día en los medios de comunicación, pero esta al menos, ha conseguido estremecerme el corazón. Afortunadamente, la mayoría de lo que leo, me la trae sin cuidado y cada vez me importa menos. Y es que todo lo relacionado con la estupidez y la barbarie humana, ha pasado de importarme poco, a no importarme nada. Me da asco la raza de la que, desgraciadamente, formo parte, aunque sin integrarme demasiado en su absurda y asquerosa dinámica y mecanismos de vida en sociedad. No me importa leer que la crisis es cada día más grave, que la gente pasa penurias de todo tipo o que se cometen crímenes o asesinatos por todas partes, es más, me consuela saber que el ser humano se aniquila entre sí, se pudre y se hunde cada día más en una espiral de oscuridad y muerte, pues es como una plaga cancerígena cuya única finalidad y propósito parece ser el de desaparecer. Bien, sea.


¿Qué coño miras y que haces en mi territorio? ¡déjame vivir en paz, maldito hijo de puta!


Pero cuando leo que el Lémur de la isla de Madagascar está a punto de extinguirse y que tan sólo quedan un 10% de bosques vírgenes e inalterados a causa de la deforestación, siento un asco en mis entrañas, humanas, difícilmente superable. Cuando me entero de que el 91% de las especies endémicas de esta maravillosa y recóndita isla del Océano Índico, que creía más o menos a salvo de la porquería del hombre, se encuentran en peligro de extinción, siento ganas de vomitar y vengar a los pobres animales, que no tienen la culpa de nada y están condenados a una muerte más que segura. Cuando en definitiva veo, que estas noticias pasan sin pena ni gloria por la prensa y son retiradas de la portada al cabo de unas pocas horas, en un ejercicio de manipulación o vergüenza ajena de los propios periodistas o cúpula de decisión de la propia agencia de noticias, me entran ganas de llorar y gritar, pues no puedo dejar de sentir por ello, y por ellos y su destino, los animales, la mayor de las impotencias. Si hay un ser sobrante en este planeta, que no ha aprendido ni aprenderá a vivir en paz y equilibrio con sus semejantes, ese es el repugnante humano, capaz de las peores atrocidades y hacedor del mal absoluto. Quizás estas noticias no representen nada, sentimentalmente hablando, para la mayoría de aceleradas existencias de hombres y mujeres que infestan el planeta, pero a mi me destrozan el corazón y la esperanza. 


Madagascar en 1995


Así que seré positivo. Puede que esta sea una llamada de auxilio y un mensaje personal de aquellos a los que considero verdaderamente mis hermanos, y que no son precisamente mis semejantes, a causa de sus asquerosas acciones y latrocinios diarios. Puede que este sea el camino que deba seguir, y dentro de unos años sea yo noticia, por empuñar una lanza y permanecer aislado y en actitud hostil en cualquier último reducto de biodiversidad de la tierra, en defensa de lo que considere mi nuevo hogar y mi nueva familia, integrada por seres mucho más puros y mejores que yo. "El salvaje", de Aldous Huxley, ¿Les suena?. Francamente, no sé si mereceré algún día tal honor, pero hoy por hoy, no atisbo una muerte más honrosa y heroica que la de morir por esta buena causa.

1 comentario:

  1. Sin palabras, solo importa dinero, rescates, crisis financieras, bolsa, etc... Sin ser capaces de presevar el mayor tesoro que la vida nos ha podido dar, la naturaleza y los bichitos como el que aparece en la fotografia. Me remito a la frse de Victor Hugo a la que haces referencia al principo del blog: Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha. Habrá que ver que escucharemos el dia de mañana...

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