miércoles, 12 de octubre de 2011

2012: Punto de inflexión colectivo

James Lovelock, en su libro la venganza de la Tierra, advertía a la humanidad del peligroso punto de inflexión que estaba cruzando siguiendo con la quema de combustibles fósiles, y de las catastróficas consecuencias que ocasionaría su actividad en un futuro próximo. Jared Diamond, en ese mismo año de 2005, publicó Colapso, y sus escritos volvían a versar acerca de la problemática situación que atraviesa el planeta y la raza humana, enfocado principalmente hacia la superpoblación,  la escasez de los recursos y una deficiente gestión de los mismos. Más recientemente, otros escritores se han atrevido a enfocar  la verdadera génesis del problema en una codiciosa plutocracia capitalista en manos de unos pocos desalmados que nos gobiernan tiranicamente bajo una  falsa democracia, y que son los responsables directos de los abismales desequilibrios económicos que afectan a los pueblos, de la contaminación en todas sus demenciales formas, y finalmente, de las guerras y la apropiación de los recursos ajenos. Todos los que conocemos la verdad de este mundo, sentimos un gran sentido de la responsabilidad hacia los problemas que lo asolan. Unos editan libros, otros preferimos publicar en blogs, y algunos harán las dos cosas, pero todos, cómo escritores que somos, sentimos la imperiosa necesidad de plasmar nuestros miedos, esperanzas e inquietudes de alguna forma. Quizá sea esta nuestra faceta más solidaria, la que nos convierte en humanos, y no en animales competitivos y territoriales.

La degenerativa tecnobarbarie a la que nos han conducido los avances tecnológicos de la comunicación en los últimos años, sólo se puede comprender o justificar desde la ausencia grave de valores humanos en sus beneficiarios, o más bien entre aquellos que la han implementado masivamente con objeto de lucrarse, es decir, aquellos que siguen manteniendo un comportamiento vital de índole competitivo y territorial, y tratan de inducir estos arcaicos valores "animales", en el resto de la sociedad. Dándole un enfoque lo más natural posible, pues somos parte de la naturaleza, la extrapolación perfecta sería la imagen del Impala dominante y el resto de la manada en la sabana africana, o el perro pastor conduciendo efectivamente a sus ovejas a través de la dehesa. En nuestro caso, los medios de control son mucho más sofisticados de lo que imaginamos, y más fríos e inhumanos de lo que a primera vista aparentan.




Lo que aún no han comprendido nuestros "animales dirigentes", es que la humanidad entera se encuentra en fase Rem de sueño, o lo que es lo mismo, a punto de despertar y dar el gran salto. La bajada del cielo a la tierra que siempre han vaticinado los textos proféticos, no es otra cosa que el despertar de la consciencia, y la consecución de una noosfera a modo de lucidez colectiva en la tierra. Esto es, un mundo de conocimiento hoy por hoy utópico, pero no un conocimiento exterior, sino interno, el conocimiento intrínseco de la condición humana unida con el espíritu del planeta, que a la larga nos beneficiaría a todos, y no sólo a una minoría, que sigue aferrándose a los valores más inhumanos y siervos del oscuro pasado de la historia de nuestra raza. Una sociedad sostenible, basada en los recursos, la energía libre, la tolerancia y el amor, y no una sociedad basada en la economía, el expolio y la competitividad, la intolerancia y el racismo, además del odio y el miedo que indefectiblemente producen, sirviendo en bandeja de plata la estrategia de parálisis y control mental.




Este sería el resultado final de un camino que parece aún largo, pero que está a la vuelta de la esquina si realmente nos lo proponemos. Este mundo caduco en el que afortunadamente aún domina el libre albedrío, nos ha dado las claves del cambio. Vivimos en la civilización de la información, es más, tenemos un exceso de ella, aunque la incapacidad para canalizar aquella valiosa de la que no lo es, es utilizada con alevosía por los medios del sistema, que pretenden perpetuar eternamente el engaño, la mentira, y la manipulación, individualizando y aislando al individuo, en la ya conocida nebulosa de ego y consumo de productos tangibles, e intangibles, como en el caso de la información basura.

Dicho todo esto, soy el primero que utiliza el milagro tecnológico y la galaxia internet, con objeto de hacer llegar mis pensamientos a todos los rincones del globo. La tecnología no es perniciosa, si sabemos darle el uso pertinente, si la usamos con fines creativos y filantrópicos, y no personales. Es buena, si la usamos para no perder el contacto con alguien que vive lejos, pero puede convertirse en una pesadilla si la enfocamos para tratar de socializarnos. A pesar de que el desequilibrio entre el hombre espiritual y el tecnológico sigue siendo enorme, en detrimento del primero, y no parece que puedan vivir en consonancia más que en contadas ocasiones, el efecto de la globalización sigue su curso, también en este campo, y sus efectos comienzan a hacerse ver de forma tímida. Es el caso del movimiento 15M, abocado ya al fracaso, por la ausencia de consenso e incapacidad de formar un frente político de verdadera democracia que pueda plantar cara al sistema de los facinerosos. Ha sido un amago valiente, pero ineficaz, dejando patente ante la clase dirigente que aún no estamos preparados para asumir un cambio tan grande y emanciparnos de su yugo opresor.






Hasta que vuelva a producirse otra intento de ruptura con el poder establecido, el camino personal es el que ofrece más garantías, a la larga, de poder realizar el cambio colectivo. Las pautas del juego consisten en no seguir jugando el juego, desconectándonos de la falsa realidad que intentan imponer cómo válida, y tratando de anular el instinto animal constantemente manipulado, cultivando el humano y espiritual, sin caer en la fácil y habitual trampa consumista. Lo primero que hay que hacer, aquí en España, es empezar por deslegitimar a la casta de aquellos que pretenden acabar con nuestra libertad, en una abstención masiva en las urnas electorales, en las falsas elecciones antidemocráticas que se celebran el 20 de noviembre. Si los colegios vuelven a llenarse en esas fechas, estaremos agachando la cabeza como siempre hemos hecho, ante aquellos que nunca nos representaron.

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