sábado, 19 de noviembre de 2011

El precio del dinero

Anoche pude escuchar extasiado a un sobrado y erudito Pedro Ruiz en un programa de Telemadrid (este personaje esta vetado en los medios informativos por su elocuencia, acracia y libertinas palabras no exentas de verdad), hablar de la dictadura del capital, con estos términos lo expuso, que oprime a los ciudadanos de este sistema. Que vivimos condicionados por el sucio metal no es ninguna novedad, pero pocas veces se han analizado en profundidad las nefastas consecuencias que derivan de la actividad que hoy por hoy es necesaria para hacerse con dicho dinero.




La mayoría de los trabajadores han de padecer cada día en sus carnes un sinfín de dolencias, mentales o físicas, relacionadas con sus infames y mecánicos empleos. Creo que nadie puede negarme tal evidencia, afirmando que sólo un pequeño grupo de privilegiados disfruta con su trabajo, sin que este arruine poco a poco su salud y su calidad de vida. Partiendo de la base de que la generación de capital está estrechamente relacionada con la vida urbanita y las actividades en el marco físico de la gran ciudad, lo primero que debe analizarse es el tiempo y la energía que se pierden dentro del circuito que conforma las estructuras por las cuales discurre diariamente un constante flujo humano, camino de sus puestos de trabajo o ruta de negocios. Basta con levantarse cualquier mañana temprano, para asistir a una desagradable procesión de zombies adormilados y cabizbajos, enfrascados en su estresante rutina diaria, que no ha hecho más que comenzar. Rara vez veo caras de felicidad o empatía a esas horas del día. Todo lo contrario, si uno observa atentamente a los transeúntes, se percatará con tristeza de que sus rostros emanan preocupación, aceleración y violencia amansada. Ese estrés emocional, es probablemente el mayor mal que puede padecer un ser humano, y se encuentra en las causas de la mayoría de las enfermedades mentales y patologías físicas que pueden llegar a sufrirse en una vida. Así, mientras unos se desloman con trabajos físicos y repetitivos, que van mellando progresivamente la salud, por una miseria, otros, "levantan la economía y el país", desde puestos de mayor responsabilidad, dentro de una no menos monótona existencia laboral, y en ocasiones terminan atrapados en una cárcel mental relacionada con su propia ocupación, sufriendo trastornos del sueño, ansiedad, estrés y otras dolencias de círculo vicioso.




A todo esto debemos unirle los hábitos y vicios "asociados", a este ritmo de vida frenético e insano. Café, tabaco o la comida basura, son los reyes del acompañamiento, auxiliares malévolos que no sólo no hacen más llevadera la penosa situación en la que se ven envueltos estos seres humanos, sino que la empeoran. Rubricando esta patética imagen, se encuentra el artificioso decorado por el que transcurre la penosa comitiva matutina: los abyectos y claustrofóbicos multicolores pasadizos de metro, las ruidosas y contaminadas calles y avenidas, o los túneles de la M30, que dan una idea de la pesadilla viviente en la que se ven envueltos nuestros protagonistas.


Borregos disciplinados, atentos a la cochambrosa verborrea que las parafernálicas y estridentes pantallas informativas de metro, escupen a todas horas 


La historia se repite y se repite, día tras día, y se hace necesaria su sufrida vivencia, para poder pagar hipotecas, letras, comunicación, transporte y una comida cada día más insalubre. Y yo me pregunto, ¿es esto una vida auténtica? Es posible una vida mejor, alejado de los circuitos del dinero? Merece la pena morir lentamente por ello, persiguiendo la irrisoria idea que nos vende el sistema de un prometedor futuro con la jubilación? De llegar ese futuro, en que condiciones nos encontraremos? Crea una empresa. No, gracias. Accede a un puesto de responsabilidad. No, gracias. Adquiere una vivienda. No, gracias. Personalmente, prefiero seguir siendo un "inadaptado", ganando cuatro perras, y no perder la vida en el intento, saliendo en cuanto pueda de esta insalubre cárcel de locos.

5 comentarios:

  1. Paseando estoy por tu blog,es muy interesante me gusta como escribes voy a seguir leyendo.
    Un besito.

    ResponderEliminar
  2. Tus artículos son cada vez mejores primo, la descripción que acabas de hacer es bastante certera por desgracia., sin embargo todo va a cambiar proximamente. Esto ya no tiene salida, va a petar estrepitosamente,el borreguismo puede saltar por los aires y convertirse en furia despiadada si la situación no cambia. No se puede asfixiar tanto a la gente.

    ResponderEliminar
  3. Lamentablemente el dinero gobierna nuestras vidas, sobre todo en estas fechas que vienen. El hombre se ha creado un dios al que adora infinitamente y no quiere ver mas allá porque como bién dices ha caído en este vil circulo vicioso de una existencia sin sentido. Buen artículo, un saludo

    ResponderEliminar
  4. Pues, lo que pasa, es que cuando te levantas, tienes cara de malas pulgas siempre, aunque tu estancia en el metro sea para ir a un superviaje de vacaciones, la cara es la misma.El trabajo metodico es una mierda...... pues como la vida misma, segun te lo tomes, te aconsejaria fueras a los trabajos cotidianos de las personas a otras horas menos intempestivas, veras que la gente se rie y lo pasa bien siempre con algun tipo de problemas, pero eso es igual trabajes en un sitio u otro o no trabajes excepto esporadicamente, saber que de alguna manera ayudas a la sociedad es muy gratificante aunque luches por que las cosas sean mejor

    ResponderEliminar
  5. Anónimo, respecto a tu opinión he de decirte que es totalmente cierto lo que piensas. La clave del éxito y la superación de tanto problema depende muchas veces de nuestro estado de ánimo y de la energía que invirtamos en las pequeñas cosas de la vida, que conforman una entera. Cada pensamiento positivo o negativo está creando el futuro, para bien o para mal.

    ResponderEliminar