viernes, 10 de febrero de 2012

Individualismo y Soledad: El mal del siglo XXI

Cada día que pasa veo más parejas que se disuelven, más matrimonios que se estrellan, y sobretodo, más gente sola, desamparada, y sin ilusión por enamorarse o conocer a una persona con la que poder compartir sus vidas. Y mucha culpa de este fenómeno lo tiene el tipo de sociedad en la que vivimos, consumista y acelerada, en la que todo, incluidas las relaciones, parece haberse mercantilizado. Una sociedad con tal nivel de caótica información e infinita oferta mediática, que parece haber atomizado el mundo y las relaciones privadas de las personas, que poco a poco han ido perdiendo entusiasmo, originalidad u autenticidad y solidez, pues se encuentran atrapadas por los dictados del sistema, que promulgan sin parar el "vive deprisa consumiéndote" y "el tiempo es oro". Esta gran falacia confunde a las personas, que creen que van a encontrar la felicidad de esta forma, cuando lo único que consiguen es alimentar un ego monstruoso, perdiéndose en un callejón sin salida que va excavando progresivamente el vacío interior y el egoísmo más individualista. El antiguo núcleo familiar, es actualmente un fenómeno social en vías de extinción, ya que el tren de vida imperante convierte dicho estamento en algo difícil de mantener y conservar, precisamente por la ausencia de tiempo y los bombardeos sexistas y consumistas que a todas horas contaminan el subconsciente de las personas y los valores humanos, tan poco al alza en estos oscuros tiempos que vivimos. Realmente es mucho más sencillo no implicarse sentimentalmente con nadie, pero mucho más peligroso para la estabilidad emocional propia de lo que la mayoría de la gente imagina.





Cuando veo películas antiguas como Blade Runner, y después las comparo con toda una parafernálica sucesión de cutres comedietas actuales que inundan las salas de cine cada semana, comienzo a pensar que la propia industria mediática es consciente de este fenómeno, e impulsa perversamente la puesta en práctica de este tipo de trato entre humanos. Más aún cuando se encuentra destinada a una generación joven que está creciendo con este modelo de sociedad circundante, y que le impulsa en cierto modo a seguir unos parámetros conductuales determinados. Pero iré más allá, pues todo está interrelacionado en este globalizado mundo dominado por las transnacionales y los desdeñables y sucios poderes económicos, y son precisamente estos los que persiguen desestabilizar y cercenar los valores humanos, que se contrapongan a todas las dinámicas vitales y consumistas del propio sistema. Hay que pensar y reflexionar, y darse cuenta de que es mucho más sencillo lograr una sociedad aborregada cuanto más se ataque, desnaturalice y corrompan las relaciones humanas, pues una persona sumida en la soledad, alimenta a su vez su crisis existencial, y en última instancia su miedo, convirtiéndose en presa fácil para los designios y planes ocultos que persiguen las élites de poder, que no son otros que separar al hombre de la mujer, destruir la familia y convertir a la raza humana en una obediente casta de esclavos sin sentimientos, solitarios y apesadumbrados, que consumen y se consumen para olvidar la realidad. El amor se encuentra en vías de extinción.

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