jueves, 15 de noviembre de 2012

14-N: Héroes, villanos y víctimas

Cuando leo los comentarios de algunos lectores de la prensa sistémica y de las cavernas de este país, me doy cuenta de la enorme imparcialidad y del craso error en el que caen los susodichos al calificar con vehemencia como vándalos, radicales o peor aún, violentos, a muchos de los que anoche en Madrid defendieron la democracia. Una democracia moribunda, que muestra desde hace tiempo claros tintes dictatoriales, defendida con uñas y dientes por valientes manifestantes que no dudaré en calificar como héroes. Porque si de algo estoy seguro, es de que contra la violencia del terrorismo financiero de la Troika, la violencia de una clase política infame, mentirosa y ladrona y la violencia, en definitiva, del propio sistema capitalista e inhumano, es totalmente legítima, comprensible y justificable la otra violencia, la del pueblo. Puede que estos radicales fuesen sólo unos centenares, pero se vieron apoyados por varios miles que están, literalmente, hasta los cojones de falsas promesas y pacifismos infructuosos. Desgraciadamente, es fácil caer en equívocos juicios de valor cuando se deja uno manipular por la mayoría de los medios oficiales de este país, que desvirtúan cualquier acción ciudadana tratando de tergiversar de forma abyecta una realidad que a todas luces, apesta.




La realidad, aunque el gobierno siga en sus trece empeñado en ocultarla, es que los españoles están hartos de tanto mangante y tantas promesas incumplidas y de ver como toda una generación de jóvenes han visto sus aspiraciones mermadas y su futuro ensombrecido. La realidad es que las castas que nos gobiernan y dirigen la economía no sólo de España sino del mundo entero, hacen gala de una frialdad y de una patología psicópata preocupante. Por eso, por la tiranía global que amenaza con oprimirnos a casi todos y por la rabia y la frustración acumuladas de muchos impotentes que no ven salida alguna ante lo que se nos viene encima, por todo esto y mucho más, se entiende que acabaran rompiendo cristaleras de restaurantes basura como MCdonalds y KFC o quemaran una sucursal bancaria de La Caixa, además de contenedores, cubos de basura y cualquier cosa que pillaron por el camino en las inmediaciones de Atocha,(aunque esto último, formando parte del mobiliario urbano de todos, se entienda menos). Porque ni hay futuro, ni hay trabajo, ni hay educación ni la habrá, y por lo tanto, tampoco tienen ya que nada que perder. El sistema les ha marginado y ellos mismos han interiorizado este sentimiento de manera genuina. En otras palabras, es el propio sistema quien ha creado a su némesis destructiva, aunque sea a baja escala.




Pero es que aún hay más, porque el derecho a la manifestación está cada vez más cuestionado por los poderes fácticos, y para cercenarlo cuentan con su equipo de matones, las mal llamadas Fuerzas de Seguridad del Estado o UIP, una bandurria de gentuza descerebrada y peligrosa armada hasta los dientes, erigida en la auténtica guardia pretoriana o ralea perruna del fascismo financiero que además cuenta con infiltrados instigadores de la violencia que tanto critican entre la muchedumbre. Estos desgraciados que jamás se identifican cuando un ciudadano lo solicita, tienen vía libre para cebarse a gusto. De este modo, no contentos con disolver anoche a golpes y de forma ilegal una manifestación legal que además fue pacífica, golpearon a un menor de 13 años en Tarragona, lanzaron por las escaleras del metro de Banco de España (por la mañana) a una mujer y persiguieron al final de la tarde, parte de la noche y durante dos horas, a miles de manifestantes por las calles del centro de Madrid sin hacer distinción alguna. El gentío, presa de la indignación, no dudó en defenderse o al menos, en mostrar todo su descontento ante tamaño despropósito y estúpida demostración de fuerza que sólo consiguió dejarles en evidencia  a ellos y al "ejecutivo".




Y la mayor demostración de toda esta barbarie tuvo lugar en el Paseo del Prado, donde varias unidades de los antidisturbios, ya en sus furgones y al filo de las 21:30, fueron obsequiados con una buena  lluvia de piedras y todo tipo de objetos contundentes, no sólo por los llamados "radicales antisistema", sino por todo quisqui o hijo de vecino, cansado y harto de tanta injusticia. Porque al final, con el sistema que tenemos, antisistema, lo somos todos, y radicales, ya es sólo cuestión de tiempo que terminemos siéndolo. Lo que tuvo lugar más tarde, formándose hasta barricadas con las vallas de seguridad para cortar el paso a los furgones policiales en plena Plaza de Cibeles, es el preámbulo de la guerra de guerrillas. Madrid, la Ciudad de los Austrias o de las ostias, según se mire, acabó al final convertida en un inmenso campo de batalla, ahogada en el humo de la pólvora y de los incendios. Un escenario que, por fin, hace justicia a la ignominiosa realidad política, social y económica que vivimos, desdibujando el holograma de la Matrix aunque sólo fuese por unas horas. Y esto es sólo el aviso de un pueblo cabreado y cada vez más unido y solidario, pues la ola de protestas y de violencia se extendió por todo el Sur de Europa en una jornada sin precedentes en la historia de la también mal llamada, "democracia". Una respuesta ciudadana creciente, que será contestada probablemente con una represión mucho más violenta y generalizada.


De seguir así, estamos próximos a esto...

2 comentarios:

  1. estoy muy de acuerdo contigo excepto en la forma de actuar.De verdad crees que los manifestantes no estan manipulados? que inocencia, me imagino a todos esos que tu aborreces frotandose las manos.Eso es lo que quieren destruir las cosas y no crear ¿porque no salen lideres con ideas nuevas para cambiar las cosas? porque en vez de huelgas que estan obsoletas no hay manifestaciones para desahogarnos y manifestar nuestras nuevas ideas revolucionarias? podria ser los domingos, a, pero no, es que descanso ese dia,......el problema que tenemos, se arregla entre otras cosas trabajando, no pidiendo que nos resuelvan la vida.Hay que luchar por nuestras ideas no destruir que es mas facil.

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  2. Evidentemente lo están. No negaré que el pueblo español tiene lo que se merece, pero también han sido víctimas. Comprendo sus reacciones, sus frustraciones...También opino que la única manera de hacerle daño al sistema es no jugando a su juego, es decir, haciendo huelgas de consumo masivas de productos innecesarios y sobretodo, sacando el dinero de los bancos. De este modo se tambalearía el sistema, aunque no soy capaz de imaginar las consecuencias. Sinceramente, creo que el planeta nos pondrá en nuestro sitio a todos muy pronto, aunque probablemente la élite ya tenga las espaldas cubiertas en ese sentido. Todo es dinero.

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