miércoles, 19 de octubre de 2011

Un día de furia

Hay días en que es mejor no levantarse de la cama, con más razón aún, si debemos enfrentar la actual situación socio-económica que con resignación soportan la inmensa mayoría de los mortales en las grandes ciudades. La mejor forma de acabar uno de esos días, es visionando películas de culto como "Falling Down" (Un día de furia). William Foster es uno de esos hombres, uno de tantos, víctima del estrés, la frustración y otras miserias propias de la vida moderna urbanita. Abrumado por la soledad y por sus problemas económicos y sentimentales, decide romper por lo sano una buena mañana de un caluroso día.




A bordo de su vehículo, envuelto en una claustrofóbica escena magistralmente matizada (la mosca, el sudor, la radio escupiendo falacias a todo volumen) y atrapado en un demencial atasco, sufre un ataque de ansiedad y abandona el coche de forma repentina. A partir de este momento, los límites de la realidad desaparecerán en una vorágine de desencuentros y sarcasmo desesperado, en una aventura sin límites en la que la víctima se convierte en el héroe. Un héroe que se siente engañado. Un héroe suicida, perdido y desequilibrado, que pone en brutal evidencia y de forma paradójica los desequilibrios del propio sistema, enfrentándose impasible a la hipocresía, la injusticia, la usura, el individualismo y el despropósito cotidiano que reinan en la sociedad de una caótica y enfermiza Los Ángeles, en una sinfonía de violencia, cabreo, y sobretodo, mucha mala leche (en ocasiones ampliamente justificada). La escena del campo de golf, la de la hamburguesería o la de la tienda del coreano, por poner algunos ejemplos, ya han pasado a la historia del séptimo arte. Sin duda de lo mejorcito en la carrera de Michael Douglas, que borda su interpretación de desquiciado ciudadano, vestido con sus gafas de ingeniero, su camisa blanca y su corbata negra. Robert Duvall le da la réplica perfecta en el papel de un policía en el día de su jubilación. Exquisito tándem y genial película.






Fragmento de la película en versión original, con la escena del campo de golf

3 comentarios:

  1. Sabes, ni me acordaba de esta película, y la verdad, es que en este mundo de sin sentidos, va como anillo al dedo.

    Un abrazo.

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  2. La verdad que sí. La vida en las ciudades y la actividad económico-competitiva, parece estar pensada para desequilibrar a la peña. No me extrañaría nada que cada vez aparezcan más personas como el protagonista. la gente ya está bastante mal de la cabeza, sólo les hace falta un empujoncito

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  3. Una de mis pelis preferidas, sobre todo la escena de la tienda y el coreano. Es una crítica voraz contra la sociedad actual que produce personas como al protagonista, realmente una peli para pensar y a tener en cuenta. Saludos

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