jueves, 20 de enero de 2011

Parche de Basura: La mierda nos come

La contaminación oceánica es un problema realmente grave, ¿pero estamos al tanto del estado real de los océanos? Yo diría que no. La eutrofización, simplificación y muerte de ecosistemas marinos litorales, es un hecho demostrable y evidente desde hace varias décadas, generalmente por la sobreexplotación turística costera, y el aumento descontrolado de viviendas de segunda residencia. A pesar de que las plantas de depuración de agua residual hacen todo lo que pueden, es practica mente testimonial su presencia, y además son completamente inútiles frente a vertidos de origen químico. Para empeorar la cosas, un innombrable número de fertilizantes usados en diferentes tipos de cultivos agrícolas, acaba por filtrarse hacía los cauces de  los ríos, contaminando a su paso gran cantidad de acuíferos subterráneos. Pero al final, el que termina pagando los platos rotos del desarrollo insostenible, es siempre el mar.




El mar, gran desconocido, origen de la vida, fuente de vida, en su inmensidad azul, es un ecosistema frágil, del cual aún no tenemos lamento oficial dado su ingente tamaño y capacidad regenerativa. Sin embargo, padece en silencio, y nos devolverá el golpe multiplicado por 3. Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta, a parte de las más de 2000 toneladas de agua contaminada vertidas a diario, es el problema del plástico y el conocido cómo Gran Parche de Basura del Pacífico. Sí, cuesta creerlo y el nombre aterroriza a cualquiera, pero responde a una realidad abyecta representada por unos 120 millones de toneladas de desechos de origen plástico, que se acumulan impasibles y flotantes al Norte del Pacífico, entre las coordenadas 135º y 155ºO y 35º y 42ºN, ocupando un área que oscila entre los 700.000 kilómetros cuadrados y los 15 millones, es decir, el equivalente aproximado a la superficie de todo un continente. Imaginaos una extensión del tamaño de Europa, en mierda plástica flotante, y no sólo flotante, pues la gran mayoría no es visible y se encuentra por debajo a distintas profundidades.


Superficie aproximada del Gran Parche de Basura.



Las consecuencias que conllevan a la formación del por algunos llamado "Séptimo Continente", responde a procesos naturales o dinámica de corrientes que afectan al océano, que confluyen y agrupan la basura en un inmenso vórtice de circulación lenta y estable, en torno a una zona de alta presión entre California y Japón. Los envases y plásticos llegan de toda la cuenca pacífica, aunque se estima que mientras los envases de la cuenca americana tardan en llegar unos 5 años, los de la cuenca asiática lo hacen en menos de uno. Las causas, bien conocidas, son el resultado de malas políticas ambientales, descontrol en los vertidos y ausencia completa de conciencia.


Afluente del río Yamuna, en la India. La lámina de agua es practicamente invisible.




La mayor parte de esta porquería industrial sale de países del sudeste asiático, extensamente poblados y con poca o ninguna conciencia o sensibilidad ambiental por parte de empresas foráneas, fábricas y particulares, ya que por otra parte estos últimos tampoco tienen tiempo de preocuparse por el medio ambiente planetario, atenazados como están por la coyuntura económica, tan sólo pueden enfocar su tiempo y energía en llevarse algo de comida a la boca diariamente. Bastante tienen algunos con tener que darse auténticos baños de espuma tóxica o de "tutti fruti" plastificado, en lo que antaño fuesen limpios e inmaculados ríos.



Por si fuera poco, un problema añadido hay que buscarlo en el propio plástico, que termina alterando la cadena alimentaria. A pesar de que el sol va fragmentando botellas y demás enseres foto-degradables, hasta convertirlos en pedazos del tamaño del plancton, estos son ingeridos por la fauna local que vive cerca de la superficie. El problema de estos micro residuos flotantes, es que atraen como imanes otras dioxinas, como los bifenilos policlorados, DDT o el hidrocarburo policíclico, que terminan acumulándose en los tejidos grasos de los peces, y más tarde del humano consumidor.

No es este el único parche de basura, hace poco fue descubierto otro de centenares de kilómetros en el Océano Atlántico, y en los últimos diez años el número de piezas de plástico en los océanos podría haberse triplicado. Además se espera que siga aumentando con el paso del tiempo. Por otra parte la recogida de tan vasta extensión de basura, se antoja completamente imposible. Haría falta invertir miles de millones y la implicación de todos los gobiernos del mundo. Nadie moverá un sólo dedo, al menos por ahora...de momento es más importante salvar a los bancos.

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